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Voto de Ferdydurke:
5
7,4
84.355
Drama
Chris Gardner (Will Smith) es un vendedor brillante y con talento, pero su empleo no le permite cubrir sus necesidades más básicas. Tanto es así que acaban echándolo, junto a su hijo de cinco años (Jaden Smith), de su piso de San Francisco, y ambos no tienen ningún lugar al que ir. Cuando Gardner consigue hacer unas prácticas en una prestigiosa correduría de bolsa, los dos protagonistas tendrán que afrontar muchas adversidades para ... [+]
7 de noviembre de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fuck happyness. Números y personas. Raging bull.
Retrato feroz del capitalismo liberal norteamericano tan democrático que en esta parábola religiosa, para variar, adopta el papel de un dios salvaje que se echa a un lado para disfrutar como un cosaco de las infinitas perrerías y tremendas bajezas que el diablo se permite perpetrar con/tra este pobre hombre que no es otro que el mismo santo Job ochentero tan sufrido y bueno, solo algo posmoderno, Sísifo Orfeo negro.
Vitriólico y despiadado panorama el que se nos muestra, aterrador mundo, lleno de alimañas y emisarios del mal, que para colmo, sal en la herida, recochineo fino, regodeo espeso, los pintan la mar de majos y buena gente, ni ese consuelo nos dejan, ni la maldad les adorna, cuánta sofisticada villanía, qué perfecta presentada de esta sutil manera, a todo ese poco variado grupo de hijos de puta que le torturan con saña y mucha amabilidad y calor humano durante toda la película a nuestro añejo héroe, que te putean día y noche de todas las maneras imaginables e impensables, imposibles, repleto de sanguijuelas siniestras que te chupan hasta literalmente la sangre que corre loca por tus venas.
Tanto es así, la visión es tan negra y sarcástica, la alegoría tan burra y apabullante/aplastante, que nada más acabar de ver esta obra, te dan unas ganas locas de coger las maletas, como ella al principio y él mismo durante buena parte del metraje, y escapar a Corea del Norte, ese paraíso opuesto, cualquier cosa, lejos de todo, pero muy especialmente lo más contrario a ese sistema político-ecónomico tan atroz, injusto y miserable.
Autocrítica desde dentro, sepuku, ceremonia negra, se sacan los intestinos y todas las vísceras para que las veamos todos y así aprendamos la lección de una vez por todas, lo que no hay que hacer de ninguna de las formas, para que elijamos, si eso es posible, cualquier otra vida o modo de actuar u organización social, ya que la que aquí se plasma, enseña o expone está expuesta a la más pura arbitrariedad y absurdo, a expensas de fuerzas diabólico celestiales completamente delirantes y abstrusas.
Los designios de Dios son inescrutables y además muy jodidos y sádicos.
Dinero, esta película es también de ciencia ficción, el pago del alquiler, los impuestos, las multas, la mujer que te deja, el crío tan pequeño, la guardería o colegio, bonanza y vacaciones en el mar, las falsas apariencias, las humillaciones laborales, lamerle las botas o las otras a los jefes hasta que no te quede lengua o saliva y lo hagas con las lágrimas de tus ojos, al suelo los cojones, las colas, los caseros y las carreras, los baños públicos, la falta de salida, el ridículo y el fracaso, la nada, todo eso tan irreal y fantasioso, aquello de lo que nunca se habla porque está tan fuera de nosotros es en este caso lo que ocupa todos los minutos del argumento, de esta obra tan evasiva y escapista y por tanto tan dañina, por no afrontar los hechos tal cual, por no mirar a la cara la realidad concreta o material.
Penalidades, decepciones, frustraciones, impotencia, vejaciones, atropellos... Y así todo.
Retrato feroz del capitalismo liberal norteamericano tan democrático que en esta parábola religiosa, para variar, adopta el papel de un dios salvaje que se echa a un lado para disfrutar como un cosaco de las infinitas perrerías y tremendas bajezas que el diablo se permite perpetrar con/tra este pobre hombre que no es otro que el mismo santo Job ochentero tan sufrido y bueno, solo algo posmoderno, Sísifo Orfeo negro.
Vitriólico y despiadado panorama el que se nos muestra, aterrador mundo, lleno de alimañas y emisarios del mal, que para colmo, sal en la herida, recochineo fino, regodeo espeso, los pintan la mar de majos y buena gente, ni ese consuelo nos dejan, ni la maldad les adorna, cuánta sofisticada villanía, qué perfecta presentada de esta sutil manera, a todo ese poco variado grupo de hijos de puta que le torturan con saña y mucha amabilidad y calor humano durante toda la película a nuestro añejo héroe, que te putean día y noche de todas las maneras imaginables e impensables, imposibles, repleto de sanguijuelas siniestras que te chupan hasta literalmente la sangre que corre loca por tus venas.
Tanto es así, la visión es tan negra y sarcástica, la alegoría tan burra y apabullante/aplastante, que nada más acabar de ver esta obra, te dan unas ganas locas de coger las maletas, como ella al principio y él mismo durante buena parte del metraje, y escapar a Corea del Norte, ese paraíso opuesto, cualquier cosa, lejos de todo, pero muy especialmente lo más contrario a ese sistema político-ecónomico tan atroz, injusto y miserable.
Autocrítica desde dentro, sepuku, ceremonia negra, se sacan los intestinos y todas las vísceras para que las veamos todos y así aprendamos la lección de una vez por todas, lo que no hay que hacer de ninguna de las formas, para que elijamos, si eso es posible, cualquier otra vida o modo de actuar u organización social, ya que la que aquí se plasma, enseña o expone está expuesta a la más pura arbitrariedad y absurdo, a expensas de fuerzas diabólico celestiales completamente delirantes y abstrusas.
Los designios de Dios son inescrutables y además muy jodidos y sádicos.
Dinero, esta película es también de ciencia ficción, el pago del alquiler, los impuestos, las multas, la mujer que te deja, el crío tan pequeño, la guardería o colegio, bonanza y vacaciones en el mar, las falsas apariencias, las humillaciones laborales, lamerle las botas o las otras a los jefes hasta que no te quede lengua o saliva y lo hagas con las lágrimas de tus ojos, al suelo los cojones, las colas, los caseros y las carreras, los baños públicos, la falta de salida, el ridículo y el fracaso, la nada, todo eso tan irreal y fantasioso, aquello de lo que nunca se habla porque está tan fuera de nosotros es en este caso lo que ocupa todos los minutos del argumento, de esta obra tan evasiva y escapista y por tanto tan dañina, por no afrontar los hechos tal cual, por no mirar a la cara la realidad concreta o material.
Penalidades, decepciones, frustraciones, impotencia, vejaciones, atropellos... Y así todo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Al final consigue la felicidad vete a saber tú dónde te metes, la zanahoria de este hombre burro, la cual, obviamente no importa, es un falso espejismo, una ilusión solamente, un puro sueño, imaginación, matrix, delirio alcohólico de grandeza, tremens, droga dura, el timo de la estampita.
Resulta evidente cuando justo ahí acaba la película, queda en off, fuera de plano o pantalla, está en el otro lado o parte, no se ve, no existe, cebo, trampa para alcornoques, ironía, broma, el mensaje es claro y meridiano, no hay tal, lo que sí vemos es todo el resto o lo otro, lo malo, lo que la película quiere mostrar con todo lujo de detalles, lo imposible e inaceptable.
Por lo tanto, revulsiva fábula/mirada, casi insoportable, de hecho, yo ya estoy en viaje de negocios, al este, siempre hay que tomar el camino a la izquierda, colorado, rojo.
La película sería perfecta si hubieran eliminado o expurgado o mutilado las tres o cuatro charlas infames y babosas entre padre e hijo, tan edificantes, es la única concesión lastimosa que hacen a un público al que castigan con tanta dureza y fiereza, a mala idea, la letra con sangre sale o entra.
Esta película hoy tampoco se podría hacer, no les dejarían, demasiado cruda y masculina, heriría la sensibilidad de todo el mundo, muchas ampollas levantaría y tantos callos pisaría, no se lo permitirían/perdonarían.
Resulta evidente cuando justo ahí acaba la película, queda en off, fuera de plano o pantalla, está en el otro lado o parte, no se ve, no existe, cebo, trampa para alcornoques, ironía, broma, el mensaje es claro y meridiano, no hay tal, lo que sí vemos es todo el resto o lo otro, lo malo, lo que la película quiere mostrar con todo lujo de detalles, lo imposible e inaceptable.
Por lo tanto, revulsiva fábula/mirada, casi insoportable, de hecho, yo ya estoy en viaje de negocios, al este, siempre hay que tomar el camino a la izquierda, colorado, rojo.
La película sería perfecta si hubieran eliminado o expurgado o mutilado las tres o cuatro charlas infames y babosas entre padre e hijo, tan edificantes, es la única concesión lastimosa que hacen a un público al que castigan con tanta dureza y fiereza, a mala idea, la letra con sangre sale o entra.
Esta película hoy tampoco se podría hacer, no les dejarían, demasiado cruda y masculina, heriría la sensibilidad de todo el mundo, muchas ampollas levantaría y tantos callos pisaría, no se lo permitirían/perdonarían.