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Voto de Ferdydurke:
8
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2017 ![Estados Unidos](/imgs/countries2/US.png)
![Estados Unidos](/imgs/countries2/US.png)
Matt Duffer (Creador), Ross Duffer (Creador) ...
7,4
33.368
Serie de TV. Thriller. Terror. Fantástico. Drama
Serie de TV (2017). 9 episodios. La segunda temporada de 'Stranger Things' arranca un año después de la primera, durante Halloween, en Hawkins (Indiana). El joven Will Byers está otra vez con sus amigos tras su abducción por la dimensión paralela un año atrás, pero en el colegio las cosas no le van del todo bien, y sigue teniendo pesadillas. Por su parte no se sabe nada de Once, aunque Mike intenta contactar con ella por radio todos los ... [+]
3 de diciembre de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"No podemos contar esa versión. Nadie se la creería. Es imposible que la gente la acepte. Ellos necesitan una tramoya, una apariencia en la que creer, un marco de solidez, una pantomima que les dé seguridad. Si les intentas demostrar que todo es una enorme falsedad, se van a enfadar, te van a mandar a pasear, hasta te pueden querer matar, vivo te comerán."
Les dice, poco más o menos, el barbudo adicto al Stolichnaya, ¡viva Rusia?, a los jóvenes enamorados Nancy y Jonathan en una escena magistral (casi todas las que protagonizan esos tres personajes en ese capítulo).
"Escuchando a Talking Heads y leyendo a Vonnegut".
Le dice Nancy a Jonathan al principio.
Paranoia. El mundo oculto detrás de la aparente normal realidad. Lo que se esconde tras la cómoda y amable sensación de orden y bienestar. Lo que late tras la rutinaria (y diaria) mentira que nos administran (como si fuesen pastillas del sueño, sí, "Matrix" no anda tan lejos) los que representan la comedia, todos esos actores que salen todos los días en nuestros aparatos ("El show de Truman") y que no son más que cómicos de tres al cuarto, un teatro de mala muerte que se intenta vender como si fuera la verdadera realidad y que, en verdad, la sustituye (por otra que poco o nada tiene que ver). Esos comediantes que, como en otra serie mítica ("V"), en realidad podrían ser lagartos (sí, los reptiliano illuminati de toda la vida andan también al acecho). Ya que, ¿cuánta distancia hay entre la fantasía más disparatada y la verdad más exacta?, entre el ya citado Kurt Vonnegut y los delirios de cualquier loco, entre la verdad democrática y la ciencia ficción, entre el boletín oficial del estado y las locuras de Philip K. Dick, entre un telediario y un cómic punk, entre cualquier campaña electoral y un relato ominoso de Lovecraft, monstruos S.A.? ¿No fue la guerra fría otra muestra evidente de amenaza y desvarío, de paranoia? ¿No estaban en los ochenta todavía traumatizados (supuestamente) ante el peligro rojo? La serie actual "The Americans", la película "Amanecer rojo"...
Paranoia o Verdad. Tú decides.
Pero hay mucho más. Casi todo.
Es la confirmación, esta segunda parte, de la conquista de un mundo nuevo (no original), suma de retales de todas partes que se ha consolidado con leyes propias. Nación-Estado recién creado de entre las ruinas juveniles de la imaginación de la anterior generación, de la nuestra, la de todos.
País rico en ingenios y maravillas que crece y se expande hasta lograr unas dimensiones gigantescas (coloniza todo lo que pilla a su paso, hacia el oeste el avance del imperio continúa). Desde el comienzo que se retomará muchos capítulos después (otro alarde de seguridad, de confianza en la potencia puramente argumental de lo que cuentas, de tu mundo, en que tu espectador lo aceptará con regocijo) hasta ese final glorioso, todo es apabullante y suma de inventos constantes, los que surgen cuando se tiene una base sólida y afianzada.
Y se da especialmente el giro decisivo del clasicismo sobrio, seco, perfecto de la primera temporada al barroquismo desatado de esta segunda.
Suele pasar. Cuando se empieza a hacer algo, a explorar o probar en cualquier ámbito, al principio cuesta y se siente un poco de miedo. Uno se dedica a conocer sus límites y posibilidades. Cuando notas que ese territorio ya lo dominas, que puedes con él, que es tuyo de alguna manera, entonces ya puedes empezar a jugar de verdad, a variar y añadir aspectos diferentes, a crear más complejos vericuetos, nuevos personajes o cubrir con más capas de humana ambigüedad a los que ya tenías. Sucede tanto en la vida de cualquier ciudadano como en las distintas etapas del arte o de los mismos creadores, hasta en esta página nuestra si miras por un momento los escritos de tus colegas en sus comienzos y observas lo que luego hicieron, aprecias el salto, el mayor riesgo.
Les dice, poco más o menos, el barbudo adicto al Stolichnaya, ¡viva Rusia?, a los jóvenes enamorados Nancy y Jonathan en una escena magistral (casi todas las que protagonizan esos tres personajes en ese capítulo).
"Escuchando a Talking Heads y leyendo a Vonnegut".
Le dice Nancy a Jonathan al principio.
Paranoia. El mundo oculto detrás de la aparente normal realidad. Lo que se esconde tras la cómoda y amable sensación de orden y bienestar. Lo que late tras la rutinaria (y diaria) mentira que nos administran (como si fuesen pastillas del sueño, sí, "Matrix" no anda tan lejos) los que representan la comedia, todos esos actores que salen todos los días en nuestros aparatos ("El show de Truman") y que no son más que cómicos de tres al cuarto, un teatro de mala muerte que se intenta vender como si fuera la verdadera realidad y que, en verdad, la sustituye (por otra que poco o nada tiene que ver). Esos comediantes que, como en otra serie mítica ("V"), en realidad podrían ser lagartos (sí, los reptiliano illuminati de toda la vida andan también al acecho). Ya que, ¿cuánta distancia hay entre la fantasía más disparatada y la verdad más exacta?, entre el ya citado Kurt Vonnegut y los delirios de cualquier loco, entre la verdad democrática y la ciencia ficción, entre el boletín oficial del estado y las locuras de Philip K. Dick, entre un telediario y un cómic punk, entre cualquier campaña electoral y un relato ominoso de Lovecraft, monstruos S.A.? ¿No fue la guerra fría otra muestra evidente de amenaza y desvarío, de paranoia? ¿No estaban en los ochenta todavía traumatizados (supuestamente) ante el peligro rojo? La serie actual "The Americans", la película "Amanecer rojo"...
Paranoia o Verdad. Tú decides.
Pero hay mucho más. Casi todo.
Es la confirmación, esta segunda parte, de la conquista de un mundo nuevo (no original), suma de retales de todas partes que se ha consolidado con leyes propias. Nación-Estado recién creado de entre las ruinas juveniles de la imaginación de la anterior generación, de la nuestra, la de todos.
País rico en ingenios y maravillas que crece y se expande hasta lograr unas dimensiones gigantescas (coloniza todo lo que pilla a su paso, hacia el oeste el avance del imperio continúa). Desde el comienzo que se retomará muchos capítulos después (otro alarde de seguridad, de confianza en la potencia puramente argumental de lo que cuentas, de tu mundo, en que tu espectador lo aceptará con regocijo) hasta ese final glorioso, todo es apabullante y suma de inventos constantes, los que surgen cuando se tiene una base sólida y afianzada.
Y se da especialmente el giro decisivo del clasicismo sobrio, seco, perfecto de la primera temporada al barroquismo desatado de esta segunda.
Suele pasar. Cuando se empieza a hacer algo, a explorar o probar en cualquier ámbito, al principio cuesta y se siente un poco de miedo. Uno se dedica a conocer sus límites y posibilidades. Cuando notas que ese territorio ya lo dominas, que puedes con él, que es tuyo de alguna manera, entonces ya puedes empezar a jugar de verdad, a variar y añadir aspectos diferentes, a crear más complejos vericuetos, nuevos personajes o cubrir con más capas de humana ambigüedad a los que ya tenías. Sucede tanto en la vida de cualquier ciudadano como en las distintas etapas del arte o de los mismos creadores, hasta en esta página nuestra si miras por un momento los escritos de tus colegas en sus comienzos y observas lo que luego hicieron, aprecias el salto, el mayor riesgo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
En esta segunda tanda se enriquece la historia de muchos modos, con la banda de marginales, comandada por la hermana, con la pelirroja, con su hermanastro, con el nuevo jefe de los malos, con el novio de Winona, con la visita a la madre...
Y a eso se suma el crecimiento, tanto físico como humano, de los anteriores o previos personajes, la evolución lógica y rica de sus trayectorias y excelsos derroteros
Y en el aspecto monstruoso pasa algo parecido, muchos más bichos y pandemónium (como en "Aliens: El regreso").
El final es apoteosis y éxtasis. Cuando parecía que la fórmula podría a empezar a agotarse, repetirse o idiotizarse, han sabido cerrar el recorrido en el momento justo, de la forma más elegante y precisa que cabe, con las canciones justas (Time After Time y The Police) y los cariños necesarios.
Chapeau.
Últimos detalles a la torpe carrera.
La hermana de Lucas es muy buena y graciosa. El aspecto visual del mal ha crecido en asombro. Bob es un personaje estupendo. El apunte malévolo del coqueteo/escarceo de la madre de Nancy promete mareos jugosos a pesar de la castidad (más o menos, Nancy y Jonathan...) de todo lo que sucede. Los celos mantenidos hasta el último momento por parte de Once, así es. Y qué decir de Steve, su grandeza al apartarse ante el amor por otro de su amada. Gran trío.
Muchas enormidades y placeres para un cerebro tan limitado y una alma tan chata.
Aquí lo dejo.
Y a eso se suma el crecimiento, tanto físico como humano, de los anteriores o previos personajes, la evolución lógica y rica de sus trayectorias y excelsos derroteros
Y en el aspecto monstruoso pasa algo parecido, muchos más bichos y pandemónium (como en "Aliens: El regreso").
El final es apoteosis y éxtasis. Cuando parecía que la fórmula podría a empezar a agotarse, repetirse o idiotizarse, han sabido cerrar el recorrido en el momento justo, de la forma más elegante y precisa que cabe, con las canciones justas (Time After Time y The Police) y los cariños necesarios.
Chapeau.
Últimos detalles a la torpe carrera.
La hermana de Lucas es muy buena y graciosa. El aspecto visual del mal ha crecido en asombro. Bob es un personaje estupendo. El apunte malévolo del coqueteo/escarceo de la madre de Nancy promete mareos jugosos a pesar de la castidad (más o menos, Nancy y Jonathan...) de todo lo que sucede. Los celos mantenidos hasta el último momento por parte de Once, así es. Y qué decir de Steve, su grandeza al apartarse ante el amor por otro de su amada. Gran trío.
Muchas enormidades y placeres para un cerebro tan limitado y una alma tan chata.
Aquí lo dejo.