Un Sydney Pollack en ascendencia nos presenta una película sobre el mundo periodístico y su necesidad de publicar la noticia cueste lo que cueste y a pesar de... Un ejercicio moral que va dejando víctimas por el camino. En ocasiones sin poder tener una defensa justa por culpa de una ley que protege a un mundo que devora sin pensar en las consecuencias colaterales.

Podríamos hablar de cierto McGuffin por el desinterés de cierta trama (aparentemente principal). El peso de la historia está en la relación de los personajes y como éstos utilizan sus armas para sacar adelante sus oficios sin escrúpulos ni empatía.

Paul Newman llena la pantalla con su carisma y se marca una actuación mas que digna. Sally Field defiende bien su papel, pero transmite demasiada fragilidad en un personaje que evoluciona como aprendiz ingenua y no como diva escarmentada.

Es inevitable que te venga a la cabeza el Richard Jewell de Clint Eastwood. Quedando la obra de Pollack muy por encima.