Uno nunca acaba de tener claro si las «cosas» de nuestra profesión de faranduleros que nos hacen gracia, hacen gracia a los demás «gentiles». El caso es que, esta dupla de directores, entre cuyos fans me incluyo, tienen el don de sacarle punta a los «muñegotes» de la especie humana, con un humor corrosivo y desenfadado que nos ponen frente al espejo en el peor de los casos. Es una pena que toda su filmografía de cine y televisión no esté disponible.

Ahora bajo bandera española y con sus tres protagonistas como productores ejecutivos se divierten en un juego de metaficción con referencias a personajes reales argentinos, pero que se dan en todos lados. Es una comedia ligera y entretenida sobre la feria de las vanidades, sacando a relucir los egos y patrañas de la profesión en una serie de sketches más o menos acertados y donde el espacio vuelve a ser un protagonista más como ya lo fue en la estupenda «El hombre de al lado» (2009).

Los actores están entregados, incluso la notable Irene Escolar en este caso en un papel anecdótico, pero que seguro habrá disfrutado de la compañía de tan ilustres acompañantes incluido José Luis Gómez.
Sin ser lo mejor de la cosecha de los directores marida bien con una sonrisa, en mi caso cómplice, durante buena parte de su metraje.

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