Después de su notable debut con "Déjame salir" hace un par de años, la crítica especializada en general a terminado por consagrar a Peele con esta, su segunda entrega. Renovador del género del terror y el nuevo Hitchcock (¿!!?) son algunas de las medallas que han tenido a bien colgarle. Desgraciadamente no es mi caso.

De lo que no me cabe la menor duda es que Peele se lo ha pasado en grande con su nuevo y aumentado presupuesto intercalando referencias a otras películas que le han inspirado y que por desgracia en este caso para él son muchos mejores que esta. El tema de los dobles o los doppelgänger no es nada novedoso. Desde su referente clásico ineludible "La invasión de los ladrones de cuerpos" en el 56 hasta un capítulo más o menos reciente de los Simpson con un final sospechosamente parecido. La reelaboración si es que existe, que hace Peele del tema por mucha metáfora evidente sobre las clases sociales o aquello de que el peor enemigo es uno mismo no justifica esta banal prolongación de uno de los capítulos de sus series para televisión como la nueva "The Twilight Zone" o "Weird City". Peele se limita a una serie de repetitivas escenas violentas, sazonadas con un humor extemporáneo, de uno contra uno que nada aportan en especial a lo que ya hemos visto infinidad de veces y con mejores resultados. Saca lustre al presupuesto con una puesta en escena cuidada y se olvida de un guión con más agujeros e incongruencias de las que somos capaces de perdonar si la cosa nos enganchara. O no explicas nada, con lo cual todo es posible o si desvelas "el misterio" con el patético recurso de simplemente contarlo, explicandolo y subrayandolo, debes cubrirte las espaldas para que muchas cosas cuadren y tampoco es el caso.

La bso y la actuación de Lupita Nyong´o consiguen salir a flote ante tamaño despropósito. Seguro que Peele lo puede hacer mejor.

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