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Estados Unidos Estados Unidos · Bon Temps (Louisiana)
Voto de RandolphCarter:
4
Terror El coche de dos chicas norteamericanas que viajan por Europa sufre una avería en medio de un bosque alemán. Buscando ayuda llegan a una casa aislada; al día siguiente, se despiertan en un tétrico sótano junto a un japonés. Poco después descubren que están en manos de un siniestro cirujano alemán especializado en separar a gemelos siameses, pero lo que piensa hacer con ellos supera todos los límites de lo imaginable. (FILMAFFINITY)
25 de septiembre de 2010
40 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay gente con demasiado tiempo libre en sus manos. Tom Six es uno de ellos. Me pregunto cómo llega uno a despertarse un día y ocurrírsele semejante idea bizarra: venga, voy a dirigir un film sobre un mad doctor que combate el aburrimiento cotidiano uniendo a personas en inseparables tríos escatológicos y entrenarlos como animales domésticos. ¡Hala, alegría!

La cosa es que a dos jacas tontunas se les escacharra el coche en el peor barrio posible de Alemania. Como es de noche y llueve a cántaros, neoyorkinas y originales ellas, buscan refugio en la primera casa que encuentran y mira tú que oportunas, le vienen al pelo a nuestro querido doctor esquizoide, que las secuestra junto a un japonés bajito para dar forma a su nueva creación: el ciempiés humano. Eso es multiculturalidad y lo demás son hostias.

Y así es, el doctor Haiter (divertidísimo e inquietante Dieter Laser), empeñado en dar toda una nueva dimensión a la expresión “a tomar por culo”, conecta en su delirio los tractos digestivos de sus pacientes en comunión coprofágica, vía ano-boca en sempiterno beso negro y comienza a entrenarlos en términos de sincronización y sumisión, como una nueva mascota. Tráeme el periódico, pasea por el jardín, métete en la jaula… Muy práctico el hombre.

A pesar de lo enfermizamente imaginativo de su premisa, lo cierto es que más allá de ésta, no sorprende demasiado; tras su perturbada trama postoperatoria, en su tramo final se opta por terrenos bastante más convencionales y previsibles. Todo se queda tras su visionado con la sensación de haber presenciado una mera curiosidad malsana, aunque hay que reconocerle cierta desenvoltura formal y una inesperada estética aséptica para tratar un tema tan sórdido, que no se entrega completamente a la explicitud ni llega a entrar en los terrenos del gore extremo. En cambio busca un tono entre sugerentemente angustioso y cómico, o por lo menos yo me descojonaba cuando veía al trío en sus labores perrunas.

No hay que tomarla en serio y tener un cierto puntillo sádico o sencillamente, no tomarla en absoluto. Imagínense el infierno en vida de permanecer chupando ojete nipón a perpetuidad… si les da asco y repulsión, esta no es su película, y si les da la risa tonta como a mí, que la encontré tan imposible y esperpéntica que no me despertó cosa alguna más que hilaridad, adelante. Ustedes mismos.
RandolphCarter
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