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Voto de Strénliko:
6
Drama Estando Egipto bajo el gobierno de los faraones de la XVIII dinastía, Sinuhé, un pobre huérfano, se convierte en un brillante médico que dedica su vida a ayudar a los pobres. Él y su fornido amigo Horemheb no sólo son testigos de un ataque epiléptico del nuevo faraón, sino que lo salvan de las garras de un león. Cuando el faraón se recupera, les agradece su gesto introduciéndolos en la Corte. (FILMAFFINITY)
22 de diciembre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace muchísimos años, en los 70 del siglo XX, leí la novela que da título a la película. La distancia en el tiempo me impide recordar con exactitud si aspectos claves de la historia que escribió Mika Waltari fueron alterados o manipulados por el director Michael Curtiz. Lo digo porque creo rememorar que el joven médico Sinuhé era algo pardillo en lo de las relaciones sociales, pero no tan conspicuo gilipollas como aparece en la película. Me refiero a esa parte crucial en la que sufre el ruinoso encoñamiento con Nefernefer.

Detengámonos un poco en esta cuestión. Ella es una prostituta -de lujo pero puta-, y como tal a cambio de riquezas hace sus trabajitos. Ahora bien, resulta tan extremadamente inverosímil que el tonto Sinuhé le entregue primero el pesado collar de oro que le regaló el faraón y siga después donándole sus propiedades inmobiliarias, material quirúrgico y hasta el sepulcro adonde irán los cadáveres de sus padres, ¡y todo eso sin tan siquiera un mínimo toqueteo de lo que está comprando! Es tan absurdo el desarrollo de esta parte de la historia, tal como lo expone Curtiz, que me hace suponer que en la novela tuvo que existir algún intercambio de fluidos entre el médico y la meretriz, pero que el director de la película lo obvió por cuestiones puritanas del tiempo en que se rodó. Pero tampoco descarto que Mika Waltari cayera en la misma exageración sobre la estupidez del joven galeno y en su momento se sobrevalorara la credibilidad del autor finlandés al enjuiciar su obra.

En mi criterio, otro punto clave es el golpe de Estado contra el buenismo tontísimo o "power flowers" del ingenuo Akenatón, el gobernante que, ante una amenaza tangible como la de los hititas, creía que escribiéndole a éstos cartas llenas de amor universal y otras zarandajas podía evitar el desastre. Una auténtica anacronía de la época, pero que resulta bien traída y aleccionadora en el siglo XXI, cuando Europa y todo lo que consideramos Occidente se ven amenazados por los nuevos bárbaros que pretenden imponernos su fundamentalismo y dictadura religiosa medieval. Sin embargo, aun siendo evidente esa amenaza, los del "flower powers" actuales prefieren continuar con los ojos cerrados.
Strénliko
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