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España España · Somewhere over the rainbow
Voto de iñaki:
4
Drama Una familia pasa las vacaciones de invierno en los Alpes. El sol brilla y las pistas están magníficas, pero mientras comen en un restaurante, se produce una avalancha que asusta a los clientes. La madre llama a su marido para que la ayude a salvar a sus hijos, pero él ha huido para salvar su vida. La avalancha se detiene delante del restaurante, sin ocasionar daños, pero el universo familiar ya se ha resquebrajado. Tomas buscará ... [+]
13 de julio de 2015
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
A mi juicio, el mayor acierto de la película es su localización en una estación de alta montaña. Es lógico si el desencadenante del conflicto va a ser un alud de nieve, pero es también una metáfora muy acertada de la sociedad que nos hemos dado. A principios del siglo XIX los románticos encontraron en la alta montaña una cumplida materialización de una belleza que ellos denominaron sublime, porque, ante su inmensidad, quedaba en evidencia la fragilidad y la insignificancia del ser humano. Los Alpes eran el paradigma y las élites sociales de los países del norte empezaron a incluirlos como visita obligada en el itinerario del Grand Tour. Hasta entonces, a nadie se le había perdido nada en aquel medio tan hostil y peligroso.
De entonces acá, ese entorno salvaje ha sido domésticado y amplios sectores de la población disfrutan de sus ociosos ocios arriesgándose en esas instalaciones especializadas en la minimización de riesgos que son las estaciones de alta montaña. Me imagino al "Caminante ante el mar de niebla" de Friedrich asomándose a un paisaje sembrado de remontes y telesillas, pautado de balizas y con confortables instalaciones hosteleras al fondo. Vaya pasmo.¿Dónde está la sublime belleza de la naturaleza jamás hollada? Pues vaya usted a saber, pero esto es Europa y todo está bajo control.
Östlund ha metido demasiadas cosas en el equipaje y le ha quedado un fardo mal "atao". Ha disparado en todas las direcciones y no ha conseguido ninguna diana. Lo único que se trasluce es que si algo falla en un entorno de riesgos calculados es debido al factor humano. Demasiados cambios de tono, situaciones incómodas entre lo patético y lo ridículo y digresiones. Ha habido un momento en el que me he despistado y me he encontrado de repente con unos inconexos planos de unos gañanes gañaneando en una discoteca. Los he añadido, a beneficio de inventario, al subtema "¡Qué triste es la condición masculina!". Hay también una secuencia que nos da una idea de lo que podría hacer Haneke si fichase por la Factoría Disney.
Los planos finales me han evocado tanto a los peripatéticos burgueses de mal asiento de Buñuel, convertidos en horda, como a los famélicos protagonistas de "El cuarto estado", aquel cuadro de Pellizza da Volpedo con el que Bertolucci abría "Novecento", que avanzaban empujados por la necesidad. ¿Hacia dónde nos dirigimos?
iñaki
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