Pastiches que Jang (AKA John) ha metido cual salsa barbacoa en kimchi.

- Mano en pomo, vamos a abrir la puerta prohibida y aparece alguien justo en ese instante poniéndole la mano encima con su respectivo efecto sonoro para que te asustes, hostia.
- Flashbacks de algo que pasó hace diez minutos o frase recordatoria rollo Mufasa, porque tratar al espectador como idiota es muy americano.
- Uy, parece que ya paso el peligro, voy a relaj... ¡Ah!
- "Has hecho esto y aquello" "Yo no he hecho ni esto, ni aquello, ni montarme en un taxi" "Yo no le dijé nada del taxi... Uy, que sospechoso". Enga, par favar.
- Tensión. El chico está detrás de unas cajas escondido en un pasillo por el que sus perseguidores le han visto huir. Uno de ellos se acerca, está a punto de sorprenderle y el otro le dice... "¡Eh! Miremos en la dirección opuesta a la que le hemos visto escapar!" Enga, par favar.
- La niña asesinada grita como una loca desquiciada hasta que le clavan un puñal en el ombligo, el cual acepta con la serenidad de un poeta del romanticismo. El guion lo exige pero, enga, para favar.
- Qué casualidad que el prota se despierta justo cuando su falsa madre está contando por teléfono con pelos y señales que sabe que les han descubierto.
- La hipnosis todo lo puede, la piedra angular del guionista. Si alguien sabe del tema y me lo quiere corroborar, lo acepto. Pero, mucha tela el pastel que tenían montado para que todo se sostenga con una hipnosis ¿no?
- Lo del actor joven hasta que se descubre el pastel... Tramposiilo, ¿no?

Lo más coreano del film es el final. Cuando en un acto de venganza, un coreano que se dedicado la vida y el sueldo en conseguir su vendetta, debe suicidarse un minuto después de lograr lo que ha perseguido toda su historia. (tos, tos, OLDBOY, tos, tos, gapo)