Hay dos formas de evaluar esta película: dentro de su contexto, o sin tenerlo en cuenta.

Teniendo en cuenta el contexto, ya había habido un boom de pelis de ciencia ficción. La edad dorada del género fueron los 50, y con ideas originales y rompedoras, que aprovechaban los escasos efectos especiales que la técnica permitía. Alphaville no aporta nada a destacar en este aspecto. Si acaso, mostrar ordenadores de la época, de esos que ocupaban una sala entera, que la mayoría del público no sabría ni qué eran o para qué servían, y la premisa de que se usan para controlar a la población.

No se consigue una atmósfera lúgubre de futuro decadente. Tampoco una atmósfera jovial de futuro con inventos maravillosos (bueno, sale un ascensor de cristal ¿Eso cuenta?). Es una ciudad futurista de lo más normalita, oiga.

Muchas de las ideas que pasan de refilón en la peli ya se conocían de autores como Aldous Huxley, George Orwell o Ray Bradbury. Asignarle a Godard el mérito sería un despropósito.

Sin tener en cuenta el contexto, la peli tampoco destaca. Se va contando la historia de manera inconexa. Hay mucha violencia, con tiroteos, golpes y desprecio que no se sabe a cuento de qué viene, en la mayoría de los casos. Al final se descubre qué rige esa ciudad presuntamente futurista y cuáles son sus designios.

Me gusta mucho la sci-fi clásica, pero 'Alphaville' me ha decepcionado.

A destacar, cómo no, la impresionante belleza de Anna Karina, esposa y musa de Godard. Esos ojazos son lo mejor de la peli.