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Voto de erinacevs:
9
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8,0
72.642
Thriller. Drama
Arthur Fleck (Phoenix) vive en Gotham con su madre, y su única motivación en la vida es hacer reír a la gente. Actúa haciendo de payaso en pequeños trabajos, pero tiene problemas mentales que hacen que la gente le vea como un bicho raro. Su gran sueño es actuar como cómico delante del público, pero una serie de trágicos acontecimientos le hará ir incrementando su ira contra una sociedad que le ignora. (FILMAFFINITY)
14 de octubre de 2019
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine basado en personajes del cómic norteamericano de superhéroes lleva diez años dominando las salas, y algún tiempo más con una presencia notable en las mismas. Convertido ya casi en el equivalente actual del “western” clásico, este género vive un evidente momento álgido ligado de forma absoluta al género de acción y aventuras. Por primera vez, una historia ambientada en el universo de la capa y el antifaz llega de manera tan cruda, sin guiños a la acción y con un planteamiento de thriller en el que la psicología de los personajes prima sobre las acciones. Es imposible negar que la propia naturaleza de la franquicia Batman y su más carismático antagonista permite este tipo de experimentos, como ya pudimos ver ligeramente en la archiconocida trilogía dirigida por Cristopher Nolan entre 2005 y 2012. Sin embargo, de nada sirve esa posibilidad si no se concreta con un producto excelente como el que nos encontramos aquí.
La propuesta de “Joker” (2019) no es del todo arriesgada, pero sí como decíamos antes, muy novedosa dentro del género con el que se le podía encasillar. Ya en el pasado se rumoreo con personajes del cómic dando el salto a géneros alejados del blockbuster palomitero, como “Venom”, pero finalmente ha sido Todd Phillips quien se ha atrevido a que su Joker tenga algo más que ofrecer que explosiones, momentos de epicidad desenfrenada y efectos especiales.
La escenografía de "Joker", realmente, no introduce ningún elemento nuevo. Juega con una atmósfera oscura utilizada en múltiples ocasiones. Todd Phillips sabe los trucos clásicos para crear un ambiente maduro y serio a través de los planos, encuadres y sonoridad, y lo consigue sin especiales florituras. Y esa es parte de la genialidad del film, el saber perfectamente que resultados quiere conseguir y que ingredientes va a usar para ello, sin abandonar en ningún momento el tono que persigue. Gotham se ve realista y enrarecida por los eventos recientes, pero sin resultar tétrica o pomposamente ennegrecida como en anteriores ocasiones se ha reflejado sin éxito. Y esto, más que un punto en negativo, como reseñarían algunos "especialistas", se convierte en un punto a favor, pues innovador no es siempre sinónimo de bueno.
En lo que refiere a las interpretaciones, que Joaquin Phoenix es el ganador del Oscar a Mejor Actor en la próxima edición de los premios es una apuesta segura. Repetitivas y manidas serían todas las alabanzas que se puedan a hacer a una muy notable caracterización, capaz de enternecer, tensar, incomodar y hasta aterrar en pocos movimientos. Un Joker que traslada su locura a un espectador incapaz de discernir con seguridad si se encuentra ante una víctima o un verdugo, y que es participe del juego de roles en el que nos sumerge el claro trastorno de personalidad del personaje. Notable también el resto del elenco, con mención especial a un muy correcto Robert DeNiro que encarna perfectamente al clásico presentador de late night norteamericano lleno de gestualidad y verborrea.
La banda sonora es correcta, pero sin que contemos con momentos verdaderamente memorables. Quizá la introducción del clásico “Send the Clowns” de Frank Sinatra en una de las escenas sea la más destacada, pero otros temas como el “Rock N Roll” de Gary Glitter quedan bastante descafeinados y usados para dar una sensación de “cool” que realmente no consiguen, pese a que la escena que acompañen sea buena, ya que se trata de temas sustituibles por cualquier otro. El resto de la BSO resulta genérica para el suspense, y aunque no va a destacar, cumple su función.
Como último apunte, antes de pasar a los “spoilers”, es reseñable que un punto a favor de la película va a estar indudablemente en su cualidad de poder ser visionada varias veces para descubrir nuevos detalles. “Joker” solo trata como estúpido al espectador en una ocasión, que sin embargo sirve para introducir el concepto de la alucinación y la irrealidad, lo que genera preguntas, debate, teoría y, en definitiva, gran material para motivar uno o varios visionados más.
“Joker” cuenta tres catábasis: La de Arthur Fleck, la de Gotham y, en un plano secundario pero fundamental, la de la familia Wayne.
Surge la polémica de si este Joker respeta el legado del personaje y si no nos encontramos ante una historia que utiliza al icónico villano únicamente como reclamo, desarrollando una trama que podría ser perfectamente relatada involucrando a otros personajes. El Joker era hasta ahora siempre introducido como un agente del caos con origen confuso, si no inexistente, cuya principal motivación venía dada por el mero placer hedonista y un psicópata sentido del humor. ¿Cumple esta versión con esa percepción del personaje? Definitivamente sí. Veamos como.
La propuesta de “Joker” (2019) no es del todo arriesgada, pero sí como decíamos antes, muy novedosa dentro del género con el que se le podía encasillar. Ya en el pasado se rumoreo con personajes del cómic dando el salto a géneros alejados del blockbuster palomitero, como “Venom”, pero finalmente ha sido Todd Phillips quien se ha atrevido a que su Joker tenga algo más que ofrecer que explosiones, momentos de epicidad desenfrenada y efectos especiales.
La escenografía de "Joker", realmente, no introduce ningún elemento nuevo. Juega con una atmósfera oscura utilizada en múltiples ocasiones. Todd Phillips sabe los trucos clásicos para crear un ambiente maduro y serio a través de los planos, encuadres y sonoridad, y lo consigue sin especiales florituras. Y esa es parte de la genialidad del film, el saber perfectamente que resultados quiere conseguir y que ingredientes va a usar para ello, sin abandonar en ningún momento el tono que persigue. Gotham se ve realista y enrarecida por los eventos recientes, pero sin resultar tétrica o pomposamente ennegrecida como en anteriores ocasiones se ha reflejado sin éxito. Y esto, más que un punto en negativo, como reseñarían algunos "especialistas", se convierte en un punto a favor, pues innovador no es siempre sinónimo de bueno.
En lo que refiere a las interpretaciones, que Joaquin Phoenix es el ganador del Oscar a Mejor Actor en la próxima edición de los premios es una apuesta segura. Repetitivas y manidas serían todas las alabanzas que se puedan a hacer a una muy notable caracterización, capaz de enternecer, tensar, incomodar y hasta aterrar en pocos movimientos. Un Joker que traslada su locura a un espectador incapaz de discernir con seguridad si se encuentra ante una víctima o un verdugo, y que es participe del juego de roles en el que nos sumerge el claro trastorno de personalidad del personaje. Notable también el resto del elenco, con mención especial a un muy correcto Robert DeNiro que encarna perfectamente al clásico presentador de late night norteamericano lleno de gestualidad y verborrea.
La banda sonora es correcta, pero sin que contemos con momentos verdaderamente memorables. Quizá la introducción del clásico “Send the Clowns” de Frank Sinatra en una de las escenas sea la más destacada, pero otros temas como el “Rock N Roll” de Gary Glitter quedan bastante descafeinados y usados para dar una sensación de “cool” que realmente no consiguen, pese a que la escena que acompañen sea buena, ya que se trata de temas sustituibles por cualquier otro. El resto de la BSO resulta genérica para el suspense, y aunque no va a destacar, cumple su función.
Como último apunte, antes de pasar a los “spoilers”, es reseñable que un punto a favor de la película va a estar indudablemente en su cualidad de poder ser visionada varias veces para descubrir nuevos detalles. “Joker” solo trata como estúpido al espectador en una ocasión, que sin embargo sirve para introducir el concepto de la alucinación y la irrealidad, lo que genera preguntas, debate, teoría y, en definitiva, gran material para motivar uno o varios visionados más.
“Joker” cuenta tres catábasis: La de Arthur Fleck, la de Gotham y, en un plano secundario pero fundamental, la de la familia Wayne.
Surge la polémica de si este Joker respeta el legado del personaje y si no nos encontramos ante una historia que utiliza al icónico villano únicamente como reclamo, desarrollando una trama que podría ser perfectamente relatada involucrando a otros personajes. El Joker era hasta ahora siempre introducido como un agente del caos con origen confuso, si no inexistente, cuya principal motivación venía dada por el mero placer hedonista y un psicópata sentido del humor. ¿Cumple esta versión con esa percepción del personaje? Definitivamente sí. Veamos como.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El descenso a los infiernos de Fleck se plantea en la película como íntimamente ligado a la enfermedad mental, pese a que son una concatenación de sucesos traumáticos, más que la ausencia del tratamiento médico, los que provocan su definitiva conversión en el alter ego.
La historia del Joker es la historia de como el enfermo Arthur asume que su sentido del humor no está hecho para agradar al resto, así que cuando esa visión de la risa se mezcle con una falta absoluta de preocupación por su enfermedad y el resentimiento producido por los traumas interiorizado, nacerá el monstruo que se despoja de su antigua personalidad y asume la nueva. El personaje se acepta a sí mismo dentro de su enfermedad y la hace suya, y querrá agradarse a sí mismo antes que al resto, que tantas veces lo despreció a pesar de sus intentos. Ya no añorará el amor del público, de un padre o de una vecina amable. Por ende, hará desaparecer también sus visiones fantasiosas llenas de anhelos, y eso le llevará a la absoluta felicidad que vemos en la escena del baile en las escaleras. Desde esta perspectiva, podemos incluso entender esta película como una retorcida historia de superación personal. Una apuesta arriesgada, pero bien comprendida, muy acertada para el origen de un malvado.
Como fallo, la ausencia absoluta de una referencia clara al origen del nombre, Joker, más que una mera elección cuya motivación no resulta del todo convincente (Tú me llamaste payaso), y sin ninguna alusión a la figura del comodín de la baraja francesa. Por otro lado, que no nos encontremos en este punto de la historia a un genio del crimen como muchos reclaman no quiere decir que no llegue a serlo en ningún momento, teniendo en cuenta que las grandes tramas del personaje llegarán décadas más tarde.
La transformación de Gotham, por otro lado, se va a reducir a un pobre conflicto entre grupos tan ambiguos como “ricos” y “pobres”, sin mayor profundidad añadida más que los recortes en asistencia sanitaria a los enfermos mentales. Un altercado en el metro sin mayor carga social latente convierte en un símbolo revolucionario a un hombre vestido de payaso, por el simple hecho de que los tres muertos pertenecen a un grupo social determinado, pese a que no se conozca en ningún momento la identidad ni motivaciones del agresor. Todo esto solo va a servir para reforzar la conversión de Arthur en el Joker, pues su lado más egomaniaco se manifiesta aquí. Por primera vez en su vida se siente parte fundamental de algo. No le interesa el conflicto provocado, sino su rol como protagonista invisible. Si para ser alguien debe abandonar a Arthur Fleck y asumir la identidad del payaso al que las masas enajenadas de Gotham veneran, como en la escena de la sonrisa de sangre, pues así será.
En lo que refiere a los Wayne, su caída viene dada de forma circunstancial, y sirve para dar una de las versiones más interesantes y coherentes de la muerte de los padres de Bruce, que liga directamente al joven Batman con el Joker, como evidencia la última escena de la película.
Finalmente, “Joker” cuenta con una gran cantidad de detalles ocultos y pequeños guiños a las historias originales de Batman, que muchos fans del personaje clásico disfrutarán y que solo añaden profundidad a la historia, más que cargarla o convertirla en un festival de referencias.
Una buena historia cuyas aparentes incongruencias y vacíos ocultan realmente una perspectiva que debe ser adquirida y meditada a través de la observación atenta del film. “Joker” no es, ni mucho menos, para todos los públicos. Y es que conseguir que una sala de cine se ría a carcajadas de como una persona con enanismo no puede abrir una puerta y necesita que el hombre disfrazado de payaso recubierto de sangre que acaba de matar a su amigo le abra, solo puede darse cuando contagias a la audiencia de una sensación de entender al demente. ¿Acaso no tendremos todos un poco del Joker?
La historia del Joker es la historia de como el enfermo Arthur asume que su sentido del humor no está hecho para agradar al resto, así que cuando esa visión de la risa se mezcle con una falta absoluta de preocupación por su enfermedad y el resentimiento producido por los traumas interiorizado, nacerá el monstruo que se despoja de su antigua personalidad y asume la nueva. El personaje se acepta a sí mismo dentro de su enfermedad y la hace suya, y querrá agradarse a sí mismo antes que al resto, que tantas veces lo despreció a pesar de sus intentos. Ya no añorará el amor del público, de un padre o de una vecina amable. Por ende, hará desaparecer también sus visiones fantasiosas llenas de anhelos, y eso le llevará a la absoluta felicidad que vemos en la escena del baile en las escaleras. Desde esta perspectiva, podemos incluso entender esta película como una retorcida historia de superación personal. Una apuesta arriesgada, pero bien comprendida, muy acertada para el origen de un malvado.
Como fallo, la ausencia absoluta de una referencia clara al origen del nombre, Joker, más que una mera elección cuya motivación no resulta del todo convincente (Tú me llamaste payaso), y sin ninguna alusión a la figura del comodín de la baraja francesa. Por otro lado, que no nos encontremos en este punto de la historia a un genio del crimen como muchos reclaman no quiere decir que no llegue a serlo en ningún momento, teniendo en cuenta que las grandes tramas del personaje llegarán décadas más tarde.
La transformación de Gotham, por otro lado, se va a reducir a un pobre conflicto entre grupos tan ambiguos como “ricos” y “pobres”, sin mayor profundidad añadida más que los recortes en asistencia sanitaria a los enfermos mentales. Un altercado en el metro sin mayor carga social latente convierte en un símbolo revolucionario a un hombre vestido de payaso, por el simple hecho de que los tres muertos pertenecen a un grupo social determinado, pese a que no se conozca en ningún momento la identidad ni motivaciones del agresor. Todo esto solo va a servir para reforzar la conversión de Arthur en el Joker, pues su lado más egomaniaco se manifiesta aquí. Por primera vez en su vida se siente parte fundamental de algo. No le interesa el conflicto provocado, sino su rol como protagonista invisible. Si para ser alguien debe abandonar a Arthur Fleck y asumir la identidad del payaso al que las masas enajenadas de Gotham veneran, como en la escena de la sonrisa de sangre, pues así será.
En lo que refiere a los Wayne, su caída viene dada de forma circunstancial, y sirve para dar una de las versiones más interesantes y coherentes de la muerte de los padres de Bruce, que liga directamente al joven Batman con el Joker, como evidencia la última escena de la película.
Finalmente, “Joker” cuenta con una gran cantidad de detalles ocultos y pequeños guiños a las historias originales de Batman, que muchos fans del personaje clásico disfrutarán y que solo añaden profundidad a la historia, más que cargarla o convertirla en un festival de referencias.
Una buena historia cuyas aparentes incongruencias y vacíos ocultan realmente una perspectiva que debe ser adquirida y meditada a través de la observación atenta del film. “Joker” no es, ni mucho menos, para todos los públicos. Y es que conseguir que una sala de cine se ría a carcajadas de como una persona con enanismo no puede abrir una puerta y necesita que el hombre disfrazado de payaso recubierto de sangre que acaba de matar a su amigo le abra, solo puede darse cuando contagias a la audiencia de una sensación de entender al demente. ¿Acaso no tendremos todos un poco del Joker?