Seamos honestos con nosotros mismos. Por una vez:
- Los 80 tuvieron cosas increíblemente molonas. El que niegue esto miente.
- Entre ellas, está el Predator de McTiernam, una obra maestra del cine de acción en la que se demuestra que un guión de aspecto dudoso puede ser bañado en oro a fuerza de talento.
- La crítica cinematográfica actual está untada hasta las cejas.

Y hasta aquí, nos entendemos. El problema es que en esta década, se hicieron también muchísimas m* que solo se sostienen en la memoria de un niño, y el paradigma de mamporro-explosión-frase lapidaria no tiene porque funcionar siempre. ¿Y dónde deja esto al revival de Shane Black?: en mi opinión Predator es una ochentada fuera de su tiempo y lo que es peor, que no funciona. Coge un montón de fórmulas y de estereotipos de una película de Swarchzeneg... Arnold pero lo hace sin la verdadera inspiración que guiaba los buenos productos de entoces. Por eso tengo mis dudas de que hubiera funcionado en 1987, por ejemplo. Los personajes se dedican a hacer el subnormal (en los dosmiles ya no se puede decir esta palabra, gente del futuro) y a soltar frases ingeniosas, pero ninguno tiene el carisma que destilaban nuestros añorados hipermusculados. Los depredadores también se dedican a hacer el subnormal (denunciadme) y a tirar de violencia y CGI para en el fondo enmarañar su precaria mitología y no satisfacernos en ningún aspecto. ¿sangre?: sí. ¿tiros?: sí. ¿sobradas?: por supuesto. Pero ya no es lo mismo. Igual hemos cambiado nosotros...