No os engañéis, el gran éxito de ‘Nadie’ es haber conseguido que Bob Odenkirk haya querido meterse en esto. Pocos, muy pocos actores habrían funcionado como él lo hace en pantalla en una historia así.

Tenemos a Hutch, un tipo corriente, aburrido de su rutinaria vida a pesar de que parece vivir el sueño americano, con su bella mujer y sus dos hijos. Un día entran a robar en su hogar y, en lugar de hacer algo por evitar el robo, decide dejar que los ladrones se escapen. De esta forma, su personaje comenzará un viaje de redescubrimiento personal que le llevará a encontrarse consigo mismo.

Los productores de ‘John Wick’ aciertan de lo lindo siguiendo la fórmula que llevó a su saga hasta el estrellato, pero esta vez le añaden un toque de comedia que le viene francamente bien y con el que Odenkirk se siente completamente cómodo, muy a gusto. Le vemos dar las explicaciones justas, le vemos comportarse como una persona aparentemente normal hasta que desata su furia. Y, lo mejor de todo, me lo creo. Odenkirk cumple a todos los niveles y es el hombre capaz de llevar el peso de la película.

Pero el film funciona tan sumamente bien, que cuando él no está en pantalla, su espíritu permanece, con la inclusión de Christopher Lloyd (cómo me ha alegrado verle).

‘Nadie’ te da exactamente lo que pides y lo que necesitas. Es un festival de disparos, persecuciones y acción a raudales que entretiene desde el minuto uno gracias a su ágil montaje, a un inspiradísimo protagonista y a sus coreografiadas escenas de tiroteos. Para mí, es un sí rotundo.

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