Hay películas que pasan por la cartelera con más pena que gloria sin que logre entender muy bien el porqué. Recuerdo cuando ‘Dueños de la calle’ se estrenaba en cines en España. Yo ya llevaba tiempo esperándola por su gran reparto y los nombres que había involucrados detrás pero, sin embargo, duró entre tres o cuatro semanas en cartelera sin que se armase mucho escándalo. Por lo tanto, nunca es tarde para reivindicarla.

‘Dueños de la calle’ es una cinta que nos sumerge por completo en una trama policial en la que la conclusión es clara: no puedes fiarte de nadie. Así, el intrépido y valiente protagonista verá amenazada su carrera en el cuerpo por, entre otras cosas, no hacer las cosas como es debido.

Con David Ayer tras las cámaras y su gusto por la acción cruda y la violencia algo gratuita, la película funciona como un tiro desde el minuto uno gracias a la potente y entretenida historia que hay detrás y la buena acción del director a la hora de enfatizar según qué escenas.

Cuenta con un reparto solvente y potente. Es cierto que ninguno hace un papel excesivamente complicado y todos están contentos con sus roles porque pueden tirar de los tics habituales. Reeves es el intenso protagonista, Evans es el novato listillo, Whitaker el jefe con puño de hierro o Laurie un Doctor House de asuntos internos. Además, Ayer conoce el potencial que tiene delante de las cámaras y potencia los momentos en que cada uno está más cómodo con su personaje. Destaca la gran bronca entre Whitaker y Laurie o muchos de las escenas que comparten juntos Evans y Reeves.

Para mi, una película entretenida, con mucha acción y muy bien resuelta que no os debéis perder.

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