Tras "X-Men: Primera generación" (2011), "X-Men: Días del futuro pasado" (2014) y "X-Men: Apocalipsis" (2016) nos llegó la cuarta entrega de las nuevas películas de los X-Men (tras las, a mi parecer, mejor inspiradas adaptaciones protagonizadas por Hugh Jackman, Ian McKellen, Halle Berry, Rebeca Rominj, Patrick Stewart, Anna Paquin y compañía) que nos han presentado a una patrulla X más joven y en ciernes que la de los films de Bryan Singer y Brett Ratner.

La saga que conforman "X-Men orígenes: Lobezno" (2009), "X-Men" (2000), "X-Men 2" (2003), X-Men: La decisión final" (2006), "Lobezno inmortal" (2013), "X-men: Días del futuro pasados" (2014) y "Logan" (2017) (spin offs de "Deadpool" incluídos) sigue ganándole la partida a este nuevo enfoque sobre los personajes que han encarnado Michael Fassbender, Sophie Turner, Nicholas Hoult, Tye Sheridan, Jennifer Lawrence, Alexandra Shipp y demás. Y "X-Men: Fénix oscura" es una clara prueba de ello.

Una película que nos conduce por una avatares superheróicos lo suficientemente activos como para atraer levemente... pero que jamás sabe incidir con complicidad, astucia y hondonadas por su simbólico drama (pues el tema de la aceptación de los humanos mutantes a cargo de ellos mismos o del resto de la sociedad siempre ha sido una analogía respecto al colectivo LGTBI... y para muestra ciertos instantes protagonizados por los personajes de Pícara (Paquin), Mística (Romijn), Hombre de hielo (Shawn Ashmore) o Tormenta (Berry) en la trilogía original) y sus conflictos dentro del grupo.

Pues "X-Men: Fénix oscura" jamás desarrolla a sus personajes y sus circunstancias más allá de lo meramente infantil y superficial (a pesar de que su premisa contaba para algo más), además de que cuenta con una interpretaciones más desaboridas y desganadas (Famke Jansen era una Jean Grey más singular, claroscura y expresiva que la que nos ocupa. Y lo mismo se puede decir de la Mística de Rebecca Romijj (¡qué grandes momentos nos dio con su atrayente villana rabiosa!), de la Tormenta de Halle Berry o del Magneto de Ian McKellen entre otros) que para colmo son incapaces de compartir un solo atisbo de química que haga creíble su relación como grupo. Esto se viene evidenciando desde "X-Men: Primera generación (2011) y tiene su culmen en este film (aunque no es el peor de la saga, eso se lo dejamos a "X-Men: Apocalipsis" (2016)).

Una saga de los "X-Men" que queda empequeñecida a todas luces por su saga predecesora y que solo fue rescatada en "X-Men: Días del futuro pasado" (2014) gracias a la participación de la Patrulla X que abrió las puertas a la edad dorada de los superhéroes en el cine con esa cinta del año 2000.

Con esto no digo que "X-Men: Fénix oscura" sea un mal film de entretenimiento, ni mucho menos. Pero desde luego no es tan efectivo e inmersivo como otras entregas basadas en estos cómics superheróicos. Si bien es cierto que "X-Men Fénix oscura" resulta más fidedigna respecto al cómic original en el que se basa (la saga "Fénix Oscura" de 1980 creada por Chris Claremont y John Byrne) no es capaz de superar a "X-men: La decisión final (que también nos hablaba de una Jean Grey incapaz de controlar sus temores y por ende sus poderes) en su sentido del espectáculo y en sus actuaciones iluminadas). Objetivamente "X-Men: Fénix oscura" puede situarse a la par de "X-Men: La decisión final" (pero subjetivamente "X-Men: La decisión final" me sigue ganando, pues tengo un cariño especial a la Patrulla X de Jackman, Berry y compañía) gracias a esa fidelidad hacia el material al que homenajea (aunque tampoco sea una fidedignidad milimétrica) y gracias a unos efectos especiales atildados.

Sin embargo "X-Men: Fénix oscura" se conforma con ser un producto limitado, con un desarrollo argumental que se va tornando pronosticable y trillado, con unos personajes olvidables y con un tercer tercio de acción algo repetitiva, alongada y exagerada (y no en el buen sentido). Una cinta que se compensa con una primera mitad mucho más dinámica y evolutiva, con un diseño de producción notable (destaca en especial la elección del estilizado vestuario, y los escenarios amplios de este universo marvelita), con una realización solvente (que salva los platos en los minutos más planos del relato... que no son otros que esa acción desmedida sin necesita alguna) y con ciertas actuaciones sólidas (James McAvoy, Michael Fassbender y Jessica Chastain dan cierto empaque a sus roles, aunque no sea comparable a lo ejecutado por Stewart y McKellen) que hacen lo que pueden ante un guion que no les regala demasiado con lo que mostrar su talento interpretativo (eso se lo dejamos a "Múltiple" (2016), "Malditos bastardos" (2009), "Expiación" (2007), "Criadas y señoras" (2011), "Steve Jobs" (2015) y demás films que sí han sabido otorgar a este trío personajes más multifacéticos y humanos).

"X-Men: Fénix oscura" es una película solo recomendable a los muy aficionados al cine de superhéroes en general (y al de la Patrulla X en particular), pero aun así las habrán visto mejores sin duda. El resto puede empezar a bostezar demasiado pronto. No estamos ante un desastre de cine superheroíco al nivel de "Catwoman" (2004), "X-Men: Apocalipsis" (2016), "Supergirl" (1984), "Hulk" (2003), "Batman y Robin" (1997), "Daredevil" (2003) o "Wonder Woman 1984" (2020) pero desde luego no llega en ningún momento a la delicia de "Black Panther" (2018), "X-Men 2" (2003), "Batman Begins" (2005), "Deadpool" (2016), "Guardianes de la galaxia" (2014), "El Caballero Oscuro" (2007), "Capitán América: El soldado de invierno" (2014), "Spider-Man: Homecoming" (2017), "X-Men: Días del futuro pasado" (2014) y demás. Digamos que se queda en un "Ant Man" (2015), "4 Fantásticos" (2015), "Green Lantern" (2011), "Los cuatro fantásticos" (2005) o "Guardianes de la galaxia Vol.2" (2017).

Lo mejor: Sus efectos especiales.
Lo peor ...