Media votos
5,9
Votos
4.532
Críticas
240
Listas
9
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Feng Lanzhí:
8
6,6
118
Comedia
El señor Hardy se prepara para salir con su amigo Laurel, pero su esposa insiste en que tiene que instalar la antena de radio... (FILMAFFINITY)
30 de marzo de 2019
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Son 18 minutos muy bien aprovechados. Stan Laurel y Oliver Hardy ofrecían un recital de su especialidad: la incompetencia y el desastre.
La mujer de Oliver, aficionada a las radionovelas, no dejaba marcharse a su marido con un “amigote”, pues tenía que colocar una antena en el tejado. Ya se vería con claridad que el hombre no estaba capacitado para semejante tarea. La ayuda del amigote, o sea Stan, era un regalo envenenado. El repertorio de contratiempos y guantazos es de antología.
A veces, ante una tarea doméstica complicada, se toma como una cuestión de honor el completarla, aunque los destrozos sean más numerosos que los arreglos.
La mujer de Oliver, aficionada a las radionovelas, no dejaba marcharse a su marido con un “amigote”, pues tenía que colocar una antena en el tejado. Ya se vería con claridad que el hombre no estaba capacitado para semejante tarea. La ayuda del amigote, o sea Stan, era un regalo envenenado. El repertorio de contratiempos y guantazos es de antología.
A veces, ante una tarea doméstica complicada, se toma como una cuestión de honor el completarla, aunque los destrozos sean más numerosos que los arreglos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
El primer gag es tan simple como eficaz. Oliver regaña a su mujer porque no encuentra su sombrero, y lo tiene en la cabeza. Su esposa no se lo dice. Que se recree en su estupidez. Cuando finalmente lo ve en el espejo, parece que no queda más remedio que seguir haciendo el ridículo.
Stan coloca uno de los palos en el tejado haciendo de funambulista, pero ha dejado el otro en el suelo y su compañero lo pisa. La caída del pobre Oli desde el tejado a un pequeño estanque es espectacular. Y no será la última vez que se zambulla en ese lugar.
Lo de apoyar la escalera en el coche parecía peligroso. El recorrido suicida por la ciudad, con Oli encaramado en lo alto de la escalera, es absolutamente genial. Atención al saludo a los ocupantes de un autobús. Si las lágrimas de risa no te impiden ver la secuencia completa, asistirás a la caída final de “El Gordo” contra el asfalto.
Stan no consigue poner en marcha el vehículo, entre explosiones y absurdos toques de claxon. Terminan siendo embestidos por detrás por un tranvía, pero finalmente el coche, extrañamente retorcido, consigue salir de las vías conducido por Stan. Buen final para un corto memorable.
Stan coloca uno de los palos en el tejado haciendo de funambulista, pero ha dejado el otro en el suelo y su compañero lo pisa. La caída del pobre Oli desde el tejado a un pequeño estanque es espectacular. Y no será la última vez que se zambulla en ese lugar.
Lo de apoyar la escalera en el coche parecía peligroso. El recorrido suicida por la ciudad, con Oli encaramado en lo alto de la escalera, es absolutamente genial. Atención al saludo a los ocupantes de un autobús. Si las lágrimas de risa no te impiden ver la secuencia completa, asistirás a la caída final de “El Gordo” contra el asfalto.
Stan no consigue poner en marcha el vehículo, entre explosiones y absurdos toques de claxon. Terminan siendo embestidos por detrás por un tranvía, pero finalmente el coche, extrañamente retorcido, consigue salir de las vías conducido por Stan. Buen final para un corto memorable.