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Voto de RagingSergio:
10
Terror. Drama. Fantástico. Romance Oskar, un tímido niño de doce años, que es acosado en el colegio por sus compañeros, se hace amigo de Eli, una misteriosa vecina de su edad, cuya llegada al barrio coincide con una serie de inexplicables muertes. A pesar de que Oskar sospecha que Eli es un vampiro, intenta que su amistad esté por encima de su miedo. (FILMAFFINITY)
21 de abril de 2009
20 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Impresionante y aterradora, "Déjame entrar" ha entrado por méritos propios en el museo de las películas de culto. Puede parecer una película de vampiros más pero, debajo de sus apariencias, la película ofrece una conmovedora reflexión sobre los estragos de la soledad y la necesidad de proteger al diferente y al débil. El cineasta sueco Tomas Alfredson narra una historia de adolescencia, de amistad, rechazo y lealtad, por un lado perturbadora y oscura pero también poética e inesperadamente tierna.

La historia se sitúa en la Suecia de 1982, 4 años antes del asesinato de su presidente Olof Palme, cuando la sociedad percibía vientos de cambio en el país y el ambiente general estaba enrarecido. Oskar es un chico de 12 años que sufre continuamente el acoso de sus compañeros de clase más fuertes. Su deseo de tener un amigo parece hacerse realidad cuando conoce a Eli, una niña de su misma edad que acaba de mudarse a la casa de al lado. Pero pronto Eli empieza a tener comportamientos un tanto extraños para una niña de su edad.

El tratamiento que hace el director del vampirismo es magistral, sobre todo porque lo hace a través de una niña aparentemente inocente. Son sobrecogedoras las escenas en las que Eli manifiesta su necesidad de "comer": se le mueven las tripas, se le seca la garganta, empieza a producir sonidos extraños. Y la niña, en su interacción con Oskar, también muestra cierto pudor a la hora de mostrar su condición. Por ejemplo cuando el chico le dice que huele mal. Y es que el gran acierto de "Déjame entrar" es doble: en primer lugar mostrar un mito (el vampirismo) y hacerlo de una manera sumamente realista y en segundo lugar hacer una reflexión sobre los verdaderos demonios que habitan en la cinta que no son otros que la soledad y la discriminación.

La escena final en la piscina es una de las mejores que he visto en mucho tiempo, sobre todo gracias al tratamiento que hace el director del fuera de campo. Absolutamente aterradora y a la vez, en cierto sentido, bastante sentimental. Un prodigio que, a buen seguro, servirá de ejemplo a muchas películas posteriores por su virtuosismo sin demasiados alardes técnicos ni interpretativos.

El título "Déjame entrar" hace referencia a la necesidad de los vampiros de pedir permiso antes de entrar a la morada de sus posible víctimas (o amigos) Pero bien podría ser una metáfora de la necesidad de los diferentes y de los discriminados que piden poder entrar en una sociedad que les ha dado la espalda.
RagingSergio
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