Para los que nos hemos perdido días en la montaña, con caminatas eternas y agotadoras, a veces comiendo sólo un poco de pan en varios días, esta película nos gusta. Al menos creo que la puedo considerar un homenaje a los grandes caminantes. Capta la esencia del caminante. Esas horas de soledad en compañía. Las sutilezas del humor cuando todo va bien y cuando todo va mal. La camaradería, la amistad y la grandeza de espíritu en las cosas pequeñas. Las sorpresas del paisaje. Los regalos de la naturaleza… y sus crueldades. Y sobre todo cómo se tejen las relaciones mientras se comparten penas y alegrías.

No es una película para todos los públicos. Es tan sutil que si no la miras con los ojos adecuados te aburrirá enormemente. Creo que sólo les va a gustar a aquellos que puedan sentirse identificados con la forma de hacer de los viajeros. Y no todo el mundo sabe. Sobre todo en nuestros países, donde la mayoría de la gente sólo va del sofá a la cama.

En fin, un película que devendrá de culto, en formato comercial.