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España España · Sant Just Desvern
Voto de Osvaldo Denit:
9
Thriller. Intriga. Drama Irán, año 1979. Cuando la embajada de los Estados Unidos en Teherán es ocupada por seguidores del Ayatolá Jomeini para pedir la extradición del Sha de Persia, la CIA y el gobierno canadiense organizaron una operación para rescatar a seis diplomáticos estadounidenses que se habían refugiado en la casa del embajador de Canadá. Con este fin se recurrió a un experto en rescatar rehenes y se preparó el escenario para el rodaje de una ... [+]
19 de febrero de 2013
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Excelente. Cómica y angustiante casi a partes iguales, Ben Affleck logra acercarnos a un epidosio histórico que, si justo al empezar no avisara que está "basado en hechos reales", todo el mundo creería que se trata de un guión pasado de vueltas, una película de espías demasiado increíble. Y, a pesar de ello, se dejaría ver como tantos otros filmes de los años 60 o 70 que, lejos de convertir a los agentes secretos en superhéroes al estilo James Bond, tratan de humanizarlos en argumentos sin gadgets y en los que, casi inevitablemente, los malos son la propia agencia (sea la CIA o algún departamento desconocido y obscuro del gobierno). Quizá el film paradigmático sea "Los tres días del cóndor".
Pero aquí Affleck lidia con una trama verídica, que en su día se escondió y que fue desclasificada en la época Clinton. Y a esta historia, le sabe añadir un suspense in crescendo, a pesar de que empieza con la toma de la embajada americana de Teherán, filmando unas masas enfervorizadas que buscan venganza contra unos funcionarios que, a toda prisa, intentan destruir miles de documentos comprometidos. La tensión, por lo tanto, es máxima desde los créditos. Y sube, y sube y sigue subiendo... hábilmente cortada por el director con las capítulos americanos del argumento, a saber: la preparación de un rescate imposible con la tapadera de un film que una productora quiere rodar en Irán. El ácido retrato del mundo hollywoodiense consigue arrancar más de una sonrisa al sufrido respetable, que agradece que le devuelvan el aliento perdido en los capítulos iraníes. Obviamente todo lleva hacia un final que, como toda buena película de espías, hará sufrir a los espectadores, pero sin necesidad de recurrir a explosiones, tiros, sangre y persecuciones en bólidos golpeados mil veces... sino todo lo contrario, extremando los recursos cinematográficos sin salirse ni una línea de la verosimilitud, logrando así que, además de cortar el aliento, el espectador se emocione ante una dosis tal de realidad. O sea: ante una historia verdadera (por más que el guión la extreme) a la que no hace falta añadirle truco alguno.
Osvaldo Denit
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