Se trata de la segunda película que veo de John Flynn tras "El ex-preso de Corea" (Rolling Thunder, 1977), y me parece un sólido "thriller" que no sólo está a la misma altura que la película citada antes, sino que, además, se anticipa a ésta en bastantes aspectos, como el individualismo a ultranza que invade la narración, el trío formado por el protagonista, su novia y el amigo del protagonista, la venganza como motor de la acción, y una violencia omnipresente, pero nunca gratuita o mal planteada.

Sobre esta historia de venganza y violencia planea la sombra de "A quemarropa" (Point Blank, 1967), de John Boorman, hasta el punto de que el largometraje de Flynn puede considerarse una versión más o menos libre del de Boorman, sin que llegue a ser un "remake" puro y duro. Destaca también el reparto, lleno de viejas glorias como Marie Windsor, Jane Greer, Elisha Cook Jr., y, por supuesto, el gran Robert Ryan en el papel de jefe mafioso. Éste fue uno de los últimos trabajos de Robert Ryan antes de morir en 1973, debido a un cáncer de pulmón.