El mundo de las mafias orientales entraña un peligro diario, la violencia y los enfrentamientos entre sus miembros son constantes ya que todos sus líderes deben de demostrar que son realmente implacables con sus enemigos, cualquier afrenta hacia ellos ha de ser necesariamente castigada de inmediato.

Wong Kar-Wai presenta en su película el ambiente en el que viven las mafias chinas así como la vinculación vital entre hermanos mafiosos acostumbrados a golpear y a ser también golpeados.

Las expresiones de las caras en los enfrentamientos así como las peleas y las persecuciones no dejan lugar a ningún mensaje filosófico oriental trasladando al espectador a lo que puede considerarse una deficiente película de acción sin ningún otro trasfondo.

Esta primera película del director supone un claro tropezó y un borrón inicial en su carrera.