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Voto de El Tito Mel:
8
Serie de TV. Ciencia ficción. Aventuras. Acción Ambientada tras la caída del Imperio y antes de la aparición de la Primera Orden, la serie sigue los pasos de Mando, un cazarrecompensas perteneciente a la legendaria tribu de los mandalorianos, un pistolero solitario que trabaja en los confines de la galaxia, donde no alcanza la autoridad de la Nueva República. (FILMAFFINITY)
17 de diciembre de 2019
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de hablar de un producto de Star Wars conviene definir lo que para cada uno es un producto de Star Wars. Porque se ha convertido casi en una religión y con distintas ramas que discuten entre ellas por sus particulares dogmas de fe a la hora de concederle a un producto Star Wars la etiqueta de aprobación. Para mi, que soy menos ortodoxo y también menos practicante, un buen producto Star Wars es aquel que, renunciando a tomarme en serio ciertos elementos o complejidades de guion en pro del entretenimiento, me ofrece un blockbuster con tono de aventura ligera que combina bien diálogos y gags divertidos con escenas de tensión, así como algún momento emocional, especialmente ligado a guiños al lore (vamos, lo que hoy en día llamamos fan service), envuelto en una grata experiencia audiovisual. No pretendo sacar más de eso de un producto Star Wars y cuando se ha intentado no me ha funcionado porque, al final, un producto Star Wars da para lo que da.

The Mandalorian es exactamente eso. Y por ello me enganchó desde el primer minuto. Para mi el piloto es fácilmente uno de los mejores de la historia de la televisión. Lo tiene todo. Te comienza una historia con mucho potencial de desarrollo a la larga y lo hace presentándote un personaje que, sin necesidad de enseñar el rostro, ya demuestra su carisma, una suerte de mercenario a lo Clint Eastwood en la trilogía del dólar de Sergio Leone, y es que esta serie es básicamente un western espacial (consigue mejorar en este sentido el concepto que intentaron en la peli de Han Solo).

Además, consigue algo que es muy difícil, que es tener un ritmo narrativo alto en el que continuamente están pasando cosas, lo que hace que la serie resulte de lo más entretenido que te puedes echar a la cara en ficción moderna y a la misma vez no renunciar al buen gusto estilístico, a la elegancia a la hora de contar una historia. Es como si la hubiese cocinado un maestro del tempo, sabiendo perfectamente cuando y cada qué tiempo debe introducir cada ingrediente. Y, para tener de crear el producto perfecto para los fans, a todo eso le añadimos que visualmente es una delicia debido al mimo por diseñar un universo y un ecosistema muy similar al de la trilogía original de hace 40 años años, que era mucho más artesanal que las posteriores secuelas y precuelas basadas en una digitalización excesiva y artificiosa. Por ejemplo, Baby Yoda es más veces Animatronic (marioneta electrónica) que CGI, el cual aquí se usa lo justo y necesario.

Y es que otro de los grandes méritos de The Mandalorian tiene que ver con algo que ya es marca de la casa Lucasfilm. En los ámbitos populares se conoce a George Lucas como uno de los grandes hombres de negocio de la industria cinematográfica por la creación de franquicias como Star Wars o Indiana Jones y las posteriores decisiones comerciales que ha ido tomando. Pero por lo que debería recordársele es por haber sido uno de los grandes innovadores tecnológicos del cine moderno. Él creó el estándar de sonido THX, él fundó la ahora reconocidísima Pixar como una división de Lucasfilm para evolucionar el campo de la animación 3D y fue quien desarrolló y estandarizó el uso del CGI (Imagen Generada por Computadora) para dar un salto que normalizó el uso de esta tecnología por encima del hasta entonces habitual Stop Motion (Animación Fotograma a Fotograma). Lucas debería ser el primer sinónimo que nos venga a la cabeza de innovación tecnológica en el cine moderno. Y, siguiendo por esa senda, ahora nos ofrecen el Stagecraft, una tecnología de grabación que minimiza el uso del croma para situar a los personajes en un escenario que, por las razones que sean (climatológicas, diseño de ficción...), no puede darse en la vida real, permitiendo que la sensación para el ojo humano sea mucho más natural (y, por tanto, creíble) que con el croma, debido a las mejoras en iluminación, foco...

Ahora bien, no todo el monte es orégano. He comenzado esta crítica diciendo que un producto Star Wars da para lo que da y eso se evidencia en ciertos aspectos de esta serie que impiden que pueda considerarla una gran obra narrativa que sí permiten ir más allá. Esta serie recupera el estilo de las series de los 80 y 90, episódico y procedimental con un hilo de fondo que viene y va cada ciertos capítulos, un formato de cuando las pretensiones en televisión eran más bajas, antes de que HBO estandarizase el "It's Not TV". The Mandalorian no parece una serie de la era de las plataformas (Disney+, HBO, Netflix) sino una serie que cuadraría muy bien en una parrilla de hace 30-40 años junto con Expediente X o incluso El equipo A o El coche fantástico, obviamente actualizada a los cánones de nuestros días.

Esto no es que sea malo per se, simplemente uno como que le sabe a poco que una superproducción de 2020 se conforme con eso, que hoy por hoy solo abrazan series fast food de la televisión convencional como El Mentalista, series que no están mal, que uno disfruta, pero que a nivel narrativo ofrecen muy poco en comparación con lo que están ofreciendo la mayoría de series los últimos años. Además, se nota en el aspecto visual que hay episodios que los mismos creadores categorizan como "de relleno", se ve la diferencia de inversión entre unos y otros, donde lo dan todo y donde van con el piloto automático. A menudo, The Mandalorian, da la sensación de ser una mera sucesión de postales molonas como las que resumen sus epis en los créditos finales. Pero no es menos cierto que, pese a ello, es probablemente el producto Star Wars más disfrutable desde hace mucho, mucho tiempo...

Nota (provisional tras acabar la 2ª temporada): 7,5
El Tito Mel
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