Una artista en permanente estado de crisis recibe una novela de su ex marido con una nota diciendo que está dedicada para ella y que aún se acuerda de ella después de 20 años separados. Cuando empieza a leerla todo cobra sentido.

El afamado modista y publicista Tom Ford, le pega también a la dirección con ésta su segunda película, tras su correcto debut con Un hombre soltero. Casualmente, ambas películas han tenido un recorrido muy similar, las dos con buena acogida en festivales como Venecia, BAFTA y Globos de oro, y con sendas nominaciones a los Oscar a dos de sus actores, pero en taquilla y en el público de a pie ambos films no pasarán a la posteridad. Es indudable el buen estilismo, la poderosa fuerza visual y una finura que para muchos pintores de brocha gorda quisieran pero no llega al notable, es correcta sin más. Como un ladrón que se conforma siempre con pequeños hurtos en vez de pegar el gran golpe. A mi me pone que el endeble escritor, interpretado por Jake Gyllenhaal, visualice y fantasee en su novela con lo que pudo haber sido su vida si…que juegue con el famoso “Y si…”. Es el juego al que siempre se recurre alguna vez en la vida, sobre todo los cobardes y los que no se han atrevido a dar un golpe encima de la mesa para cambiar su suerte. Vamos, toda la humanidad en algún momento. Y esas decisiones, o las no decisiones, no solo te marcan a ti, sino a los que te rodean, a lo que pudo ser pero nunca será. La fina línea entre el filósofo que se pasa la vida entre libros y el aventurero que se atreve aunque la mayoría de las veces le salga rana. De todo esto va esta película, y aunque el guión sea excelente, a la hora de plasmarlo en imágenes y en diálogos con actores de carne y hueso la cosa pierde fuelle. Con tan buena madera la hoguera da humo en vez de vivaz llama.

Sacapuntas de oro: Para los que se expresan mejor con papel y bolígrafo que con las palabras. La agobiante y perturbadora escena del coche. La inquebrantable fuerza de la mente. Aunque Michael Shannon brille, aquí la palma se la lleva un inclasificable Aaron Taylor-Johnson.

Sacapuntas de madera: Tantos flashback e inmersiones en la ficción de la novela hace que se pierda el hilo más de una vez. Muchos tópicos y personajes estereotipados. El final no completa el puzzle. La melancolía que desprende no es sana.

Nota: 6,5 Sacapuntas.