Aunque tras ver La maldición de Hill House esperaba bastante más terror, esta es una segunda temporada más orientada a ser un cuento, de terror, si, pero bastante más suave y romántico que la anterior. Basada en Otra vuelta de tuerca nos cuenta no es otra cosa que un cuento de fantasmas. Y es que las comparaciones son odiosas, y después de Hill House lo tenía complicado con los amantes de este género.
Viéndola como algo independiente, ya que la historia no es una continuación ni sus personajes lo son, aunque si repiten algunos actores, es una historia que desde el principio engancha, que cuenta con sus fantasmas escondidos a los que hay que descubrir, entre sombras, en reflejos. Es de hecho bastante entretenido jugar a encontrarlos, es fácil dejarse más de uno.
De primeras nos presenta a una protagonista traumatizada por uno de estos fantasmas, descubrimos que su inquietante reflejo la atormenta. Luego se nos van sumando los personajes que habitan esta gran mansión encantada, se profundiza bastante en cada uno, lo que siempre es de agradecer.
La casa es espectacular, rodeada de unos paisajes muy cuidados, abundan, como no, las escenas oscuras llenas de sombras y misterios, visualmente es preciosa.