Hoy quise viajar a la luna para no volver. Se veía voluminosa, brillante y soñadora desde este suelo, invitaba a dormir en el largo trayecto hacia la nueva casa, pero la visión es distinta desde su superficie.

Fría, solitaria y aséptica... inhabitada. Pero luna, al fin y al cabo. Esta se encuentra en un futuro-pasado-presente indeterminado, con un hombre y una máquina de interlocutores, tres años de convivencia, unos deberes y unos anhelos con los que sobrellevar la situación.

En medio de los últimos días del proyecto lunar transcurre todo a un ritmo, la ralentizada representación de acontecimientos vertiginosos. Dudas, descubrimientos, humanidad frente a estadística de producción empresarial. Todo rodeado de pausas.

Y sorpresas, la sencilla base de un humano contra sí mismo que encuentra su propio aliado. Con pautas básicas se reconstruye la esencia de la ciencia-ficción, con rocas lunares y desiertos humanos, pues no existe mayor aventura que el hombre frente a su propio elemento: la incomprensión.