Dirigida por David Ayer, y basándose en un guión del conocido escritor de novelas negras (James Ellroy), el film se centra en el personaje de Tom Ludlow (Keanu Reeves), un policia, marcado por la muerte de su mujer, cuyos poco ortodoxos métodos son bien aprovechados por su jefe Jack Wander (Forest Whitaker), para resolver determinados crímenes. Entre sus métodos y su caracter poco sociable, Ludlow es blanco facil a la que le denuncie algún compañero, que es lo que finalmente parece que sucede. El tema se complica cuando el denunciante muere en los brazos de Ludlow, con lo que tendrá sobre sus talones la amenazadora presencia de James Biggs (Hugh Laurie).

La trama es la habitual en las novelas de James Ellroy el cual aplica una mirada nada complaciente al cuerpo de policia, aderezadas con ciertas dosis de acción, aunque el director, después de un prólogo donde lo que predomina precisamente es la acción, se centra más en la “thriller”, y sobretodo en el tema de la corrupción policial. Bien facturado, dirigido con solvencia y bien amparado en el paraguas de un guión que ofrece muchos giros, intriga y emoción a partes iguales, con un buen reparto, en el que tanto Forest Whitaker como Hugh Laurie bordan sus papeles, muy por encima del de Keanu Reeves, el principal problema del film es que nos suena a algo ya visto.

El tema de la corrupción policial, es un tema bastante recurrente, que tuvo un tratamiento especial sobretodo durante los años 70, de hecho en el mismo film se hacen referencias a una de las películas más emblemáticas de aquella época (“Sérpico”), pero además, por la ambientación y por ciertos aspectos es inevitable pensar en “L.A. Confidencial” mientras se está visionando, y en otros pasajes incluso en “Training Day” (de la que, curiosamente, el director fue guionista). Por otro lado el director concede mucha importancia a lo que vemos en primer plano, descuidando el fondo, y casi todos los personajes excepto los tres citados, por lo que, sin ser una mala película, no está del todo conseguida y da la sensación que se podría haber sacado más de ella, si se hubiera alejado voluntariamente de sus referentes más inmediatos.