Sharknado 2 es más de lo mismo que la primera entrega, y por tanto ha perdido frescura y gracia (¿se puede hablar de frescura en una película así? ahí queda el debate), pero con todo sigue siendo una gozada.
Sharknado 2 es una risa continua, desde ese delirante y sangriento prólogo en el avión, pasando por la desternillante conclusión con el bueno de Fin (nuestro héroe, con los rasgos "sensacionales" de Ian Ziering) literalmente volando dentro del tornado motosierra en mano (ya saben... no hay nada como una motosierra, ni siquiera la sartén que usaba Rapunzel con tan buenos resultados en Enredados) mientras los neoyorquinos ayudan en la matanza con todo lo que pueden, o la retahíla de ataques de los tiburones, a cada cual más salvaje y tronchante. Está todo tan mal hecho, es tan cutre, cumple tan a rajatabla con los tópicos de las monster movies (es facilísimo adivinar quién va a morir... empiecen por los secundarios, sigan con los personajes que hablen mucho y parezcan medio importantes y sigan con los feos que no tienen nada que hacer ante la belleza recauchutada de Tara Reid o las caras modélicas de Mark McGrath y el propio Ziering) y roza tantísimo lo absurdo (el momento final del anillo, las emisiones de la tele en directo) que hay que reírse y reconocer la valía de sus creadores a la hora de hacer algo tan libre de complejos y tan conscientemente malo.
Para pasar un rato entretenidísimo de risas con los amigos.

Lo mejor: Lo mismo que en la primera parte, su desvergüenza y su apología de lo cutre y el gore.
Lo peor: También lo mismo que en la primera película. Es mala. Muy mala. Tan mala que termina siendo medio buena.