Pues, damas y caballeros, se acabó. Se terminó.
¿Buenas noticias? Es de suponer que para los fans de Edward, Bella and company, no.
¿Para los demás? Hombre, pues un poco sí, la verdad.
Antes de comentar cosas concretas de Amanecer. Parte 2, un par de consideraciones previas.
Rompiendo una lanza a favor de la saga, es completamente absurdo llegar hasta aquí y seguir quejándose de que si el pasteleo, las tonterías, etc. La saga siempre ha sido así, no ha engañado a nadie, y si hemos llegado hasta aquí es porque hemos querido, y hemos aceptado tragar tantísimo azúcar.
Dicho éso, la segunda consideración: Aceptando que Crepúsculo es lo que es (y es una historia de amor, con una escasa trama de aventuras y misterio a su entero servicio), la verdad es que es una pena que, al contrario que otras sagas como Harry Potter o Los Juegos del Hambre, las aventurillas de los personajes de Stephenie Meyer hayan sido incapaces de generar interés más allá de su fandom. Por supuesto que no le ha hecho falta, porque le basta y le sobra con los millones de fans de las novelas, pero esa es en parte la razón por la que jamás ha conseguido ni conseguirá el prestigio crítico del que sí gozaron y gozan las mencionadas sagas de JK Rowling y Suzanne Collins (al menos, por parte de cierto sector crítico; tampoco han gustado a todo el mundo, como es lógico), mucho más adultas e interesantes para todo tipo de públicos.
Así pues... ¿qué ofrece Amanecer 2? Pues curiosamente, menos que Amanecer 1 y Eclipse, sin duda la mejor película de la saga. Crea desasosiego ver cómo vuelve en esta película la narrativa pausada, el ritmo lento y la falta de sustancia más absolutas. Además, sería de esperar que una saga que ha recaudado tanto dinero tuviese presupuesto para crear un bebé digital más creíble... y sigue habiendo muchas frases risibles, demasiados momentos ridículos... De hecho, es un alivio que dure sólo una hora y cuarenta minutos. Ahí reside su principal virtud. La película es tan corta que, por muy lenta y pesada que resulte, es imposible no distraerse con ella. Bill Condon no tiene la personalidad que mostró David Slade en Eclipse, pero al menos lleva la acción con dignidad y maneja bien las escenas de diálogo. La partitura de Carter Burwell es otro punto a favor, porque dota a las imágenes de un dramatismo y una profundidad que de otro modo no tendrían. También se agradece esa simpática presentación de los otros vampiros, que más parecen X-Men, y divierten bastante al personal con sus particularidades.
Y los actores... Billy Burke, demasiado fugaz, y Peter Facinelli siguen siendo los mejores. A Michael Sheen da pena verlo en estas tesituras (¿desde cuando su personaje fue tan amanerado y ridículo?), y éso que los Volturi siguen siendo lo más interesante de la función. Taylor Lautner también sigue siendo el mejor y más carismático de los tres protagonistas. Robert Pattinson sigue en caída libre, más soso e inexpresivo que nunca. Y Kirsten Sewart... ay, la Stewart. Pues a ratos bien (en las escenas menos intensas y más naturales), a ratos regulera y a ratos directamente pésima (ver cuando le recrimina a Jacob su imprimación de Reneesme).
En definitiva, una película para fans. Sin más.

Lo mejor: La batalla final y la música de Carter Burwell.
Lo peor: Qué lenta... qué poco estimulante para los no aficionados al neo-vampirismo romántico... y qué final tan tramposo.