Es curiosísima la forma en que Nicole Kidman se ha reinventado mil y una veces. De llevar una carrera interesante pero poco trascendente, siempre a la sombra de ser la entonces esposa de Tom Cruise, pasó al estrellato total de Moulin Rouge, Los otros, Las horas y Cold Mountain. Después del Oscar, vinieron una serie de decisiones desgraciadas (Embrujada, Las mujeres perfectas, Invasión, Bajo amenaza) y otras en las que, simplemente no tuvo demasiada suerte (La intérprete, La brújula dorada, Nine, Australia), que la pusieron en serio peligro de convertirse en la Bette Davis de su generación, es decir, una excelente actriz que era veneno para la taquilla. Por suerte, a partir de Hemingway y Gellhorn su carrera comenzó a remontar hasta llegar al día de hoy, donde vuelve a ser una de las mejores y más reconocidas actrices del mundo, en parte gracias a Big Little Lies.
Igualmente curioso es intentar contar las comedias románticas que ha protagonizado Jennifer Aniston en toda su carrera. Misión imposible, vamos. Ella debería ser la auténtica "Novia de América", y no Julia Roberts. Es difícil comprender por qué una actriz dramática de su calibre (demostrado con creces en películas como Cake y The good girl) lleva desde el año 96, que se dice pronto, dedicada casi en exclusiva a la comedia romántica, casi siempre de dudosa calidad, además. Y sí, no cabe duda de que la inmortal Rachel de Friends es una gran actriz cómica, pero es sorprendente su insistencia por hacer prácticamente lo mismo película a película durante más de 20 años. En fin. Ella sabrá, y su buen dinero gana por ello, por supuesto.
Y todo este rollo viene a cuento porque conviene empezar diciendo que tanto Kidman como Aniston están muy por encima de Sígueme el rollo, la película. De hecho, esta cinta se consideró en su día el tocar fondo de Kidman en su etapa mala, pero con todo y con eso, la protagonista de Destroyer no sólo está guapísima, sino que además se lo pasa bomba en un género, la comedia, que no toca demasiado a menudo y que también domina sin problemas. Aniston, por su parte, es tan simpática y tiene tan cogida la medida a este tipo de cine que se basta y se sobra para sacar adelante su personaje. Lástima que no se pueda decir lo mismo de Adam Sandler en otra más de sus enésimas interpretaciones histriónicas y pasadas de vueltas.
Y respecto a la película en sí, decir que es un simple entretenimiento, sin más, sin nada que criticar demasiado porque es lo que, pero tampoco con nada que admirar. El final está clarísimo desde el minuto uno, los enredos son más o menos simpáticos y la cinta es divertida a ratos.
Pasable y ya está.

Lo mejor: Aniston y Kidman, muy por encima de la película.
Lo peor: Sandler es insufrible y la trama está mil veces vista ya.