Lo mejor que tiene Solomon Kane es que es entretenida, sin duda, y también divertida, aunque no siempre lo pretenda. A veces la risa viene porque da bastante vergüenza ajena, pero ahora iremos con eso. Otro punto a favor es la desvergüenza con que actores del nivel de Max von Sydow o Pete Postlethwaite se han prestado a hacer esto, o el carisma y presencia de James Purefoy en el papel principal. -como muy bien dijo Jordi Costa de El País, asume que es una suerte de versión serie B de Hugh Jackman y lo explota sin pudor alguno.
Y es que Solomon Kane es una película que recuerda bastante a Van Helsing. Teniendo en cuenta que esta película de Stephen Sommers no es de las más recordadas del director de La momia y, si se la recuerda, no es precisamente para bien (pese a que tampoco era tan mala), pues la cosa no pinta demasiado bien para el bueno de Solomon.
Sus problemas son varios: una ambientación demasiado moderna para creernos que estamos en el siglo XVII, por mucho que aparezcan los Puritanos por ahí (vean mismamente el vestuario del héroe, que parece el mismo que llevaba el mencionado Jackman como cazavampiros, y por tanto es más decimonónico que barroco, o la espada con la que lucha, que más bien parece un arma medieval), un guión que da bastante risa y que es incapaz de aportar profundidad o interés a los personajes, y una sensación continua de vergüenza ajena, como hemos dicho. Ojo, que probablemente sea buscada, porque el personaje de Solomon Kane es ya de por sí un icono pulp desde su aparición literaria, así que igual la intención era hacer una cinta de serie B pura y dura, y por tanto todos sus defectos son buscados, pero lo cierto es que el resultado termina siendo muy muy cutre, alocado y descompensado.

Lo mejor: Entretiene, y James Purefoy está bastante bien.
Lo peor: Da bastante vergüenza en muchos momentos.