George Lucas intentó en la segunda trilogía; con no mucho acierto hay que decir; distanciarse de la primera, con una historia de mayor complejidad en la que narraba la transformación de la República en Imperio y el origen de Darth Vader.
Aunque fallida, dejaba trazos de historia interesantes, algunos personajes cuidados, y al menos una coherencia global en la historia.

Por el contrario J.J. Abrams prefiere jugar a carta segura copiando sin matices la primera de las películas de la saga (Episodio IV).Como suele ocurrir en las copias, la copia suele ser mucho peor que el original, y en el episodio VII J.J. Abrams se ha currado mucho al copiar la parte estética, pero muy poco la esencia de las películas originales.
Se nota la mano de Abrams en el guión, con personajes endebles que se comportan arbitrariamente, y con una resolución de las historias realmente infantil, cuando no estúpida.

Si Lucas consiguió dotar de espíritu una cuento infantil sobre el bien y el mal, gracias personajes memorables (contrastar a Obi Wan Kenobi y Darth Vader frente a los personajes del episodio VII da verdadera grima), JJ Abrams ofrece un espectáculo totalmente vacío.
Porque lo cierto es que el Episodio VII tras el ruido y las explosiones, no cuenta absolutamente nada.
Queda el guiño de nostalgia con la aparición (en algún caso patética) de los personajes más carismáticos de de la saga original.

El que espere ver algo diferente a las pélicuas de JJ Abrams de Star Trek que se olvide, más allá de la estética de cada saga, Abrams aplica la misma receta a los dos universos, uniendo lo que en su día eran cosas antagónicas, mediante trepidantes ejercicios visuales carentes de espíritu.

El Episodio VII consigue para mi lo que parecía imposible, hacer buena a la segunda trilogía.