Entretenida aunque olvidable cinta que nos cuenta la historia de una exitosa e independiente mujer de 37 años ( Uma Thurman ), que acude a sesiones de psicoanálisis con una prestigiosa psiquiatra ( Meryl Streep ), para superar su recién firmado divorcio.
Esta, que posee gran ascendiente sobre aquella, le anima a mirar hacia delante y tratar de rehacer su vida.
Un buen día, entra en la consulta llena de ilusión y felicidad. Ha conocido a un chico estupendo, pero tiene dos pegas. No pertenece a su religión ( ella es católica y él es judío ) y lo peor de todo...Tiene 14 años menos que ella.
La psiquiatra, le aconseja seguir para adelante, olvidando todos esos prejuicios, hasta que descubre que ese chico, es su propio hijo. Como madre, se quedará horrorizada y su instinto de sobreprotección, saltará como un resorte.
Como psiquiatra, al no querer abandonar a su paciente y augurando que esa relación no durará mucho, se verá obligada a escuchar todo lo que una madre no quiere saber sobre su hijo.
Con esta premisa, nos embarcamos en una película de trama jugosa y divertida. Pero tengo que decir que ahí acaba la diversión. La película se sostiene por esta relación suegra-nuera, psiquiatra-paciente que se sale de lo corriente, respecto a otras películas del género y nos ofrece reflexiones, bastante maduras e inteligentes. Pero el director, no explota lo suficiente lo que tiene de divertido el equívoco y explora más la parte convencional del film.
La relación chico-chica con problemas de incompatibilidades y proyectos de vida distintos, que desde el principio adivinamos, se van a dar.
Resultado, película que atrapa la atención del espectador, para diluirse poco a poco en una trama convencional.