Curioso western, dirigido por Sidney Pollack en una de sus primeras películas, entra de lleno en la época en que se estaba intentando reinventar el género, buscando fórmulas alternativas y actualizando temas que fueran más acordes con el sentir del nuevo público al que estaba dirigido.
Y como tal, este western, que tiene mucho de comedia, es en realidad un drama racial en el que se plantea un duelo de voluntades, un viaje iniciático y una prueba de superación y aprendizaje entre dos personas de distinta raza a las que el destino habrá unido contra su voluntad y al que deberán adaptarse si quieren sobrevivir.

En los primeros años del siglo XIX, Lancaster es un rudo y vagabundo trampero que vive lejos de la civilización. Un solitario cazador de pieles. Cuando vuelve de las montañas con su carga, después de un duro invierno, una banda de Kiowas le obliga a desprenderse de ella como tributo por cruzar sus tierras, dejándole eso sí, como compensación, a un esclavo fugitivo robado a los comanches.
Lancaster no está en absoluto satisfecho con el trueque. El esclavo no le interesa, él es comerciante de pieles y no descansará hasta recuperar su carga.
Sin embargo, cuando consigue encontrarlos, unos mercenarios forajidos con Telly Savalas a la cabeza, habrán cercado y masacrado a los Kiowas, arrancándoles la cabellera, que venderán al gobierno que paga por ellas, llevándose también al esclavo que se ha dejado atrapar torpemente.
Lancaster no cejará en su empeño en recuperar lo que es suyo y los seguirá, al tiempo que el esclavo tratará de contemporizar con los forajidos, sobre todo, cuando descubra que se dirigen a México donde la esclavitud está abolida.

Si tuviera que destacar algo de esta historia, sería, indudablemente, el duelo de ingenio que sostienen los dos, en principio antagonistas, amo y esclavo.
Lancaster es rudo, básico y analfabeto pero tiene un gran conocimiento de la vida, la naturaleza y la supervivencia. Ossie Davis es un esclavo, de origen doméstico, de una gran familia de Lousiana y, por lo tanto, educado, culto e inteligente pero incapaz de valerse por sí mismo, en un entorno hostil y salvaje.
- Sé leer, escribir y contar- le dice en un momento dado a Burt
- ! No presumas!- le contesta resentido Burt que no puede soportar tal despliegue de habilidades de su sirviente
La relación que se forma entre ellos casi podría imaginarse a cómo serían las aventuras de un Huckleberry Finn adulto con el esclavo Jim, si hubiera recibido educación, solo que en vez de transcurrir por las aguas del Mississipi transcurre en el valle.
Shelley Winters hace un dignísimo papel como la amante de Savalas, proveniente de un burdel, que viaja con él en busca del paraíso perdido que le prometió y asqueada porque no cumplió.
La película es algo irregular. Algunos momentos de acción son buenos y originales pero tampoco me parecen algo a destacar. Tampoco el ritmo me parece el adecuado y los toques de humor no sé si pegan bien en ese contexto.
Al final me queda una película entretenida, interesante a ratos, de loable intención en su afán de reivindicación con diálogos muy buenos entre los dos protagonistas y un duelo interpretativo que, para mí, es lo mejor.