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Voto de Izeta:
8
7,1
725
Cine negro. Drama
Un pueblo de Alabama está casi completamente dominado por el crimen organizado, que adquiere cada vez más poder a través de la prostitución y el juego ilegal. Un joven abogado (Richard Kiley) intenta contribuir a resolver el problema animando a su padre (McIntire) para que presente su candidatura a Fiscal de Distrito. (FILMAFFINITY)
13 de mayo de 2020
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece ser que esta peli está basada en unos hechos reales ocurridos unos meses antes en Phenix, una pequeña ciudad de Alabama, donde el juego, la prostitución y la violencia eran el pan nuestro de cada día.
La película comienza a modo de documental donde se entrevista a personas que vivieron aquello para luego dar paso a la narración propia de una cinta de género negro.
Aquí Karlson se maneja hábilmente mientras nos cuenta, lo que a mí me ha parecido, dos películas.
Una, la inmediatamete visible. Una cinta de mafiosos con una violencia inusitada para la época, bien manejada con elementos de tensión y ritmo, con cierto efectismo, pero terriblemente eficaz para mantener la atención del espectador.
Y otra, la reflexión del cómo una ciudad, se supone que democrática y con ciudadanos respetables, consiente en vivir sometida al imperio de cuatro malnacidos que campan a sus anchas con el respaldo de las autoridades.
Esta segunda pelicula es más interesante. ( spoiler).
Escenas impactantes y apuntes sutiles, se mezclan en el conjunto para ofrecer una notable crónica que aúna el cine de género con la denuncia social, con gran pericia por parte de este realizador que tiene cintas muy interesantes en su haber. Y bastante completo para tan escaso metraje.
Un final dubitativo, Karlson se muestra pesimista. ! No, hombre, no!. Claro que al fin se gana la guerra. El problema es que, en seguida, comienza otra.
La película comienza a modo de documental donde se entrevista a personas que vivieron aquello para luego dar paso a la narración propia de una cinta de género negro.
Aquí Karlson se maneja hábilmente mientras nos cuenta, lo que a mí me ha parecido, dos películas.
Una, la inmediatamete visible. Una cinta de mafiosos con una violencia inusitada para la época, bien manejada con elementos de tensión y ritmo, con cierto efectismo, pero terriblemente eficaz para mantener la atención del espectador.
Y otra, la reflexión del cómo una ciudad, se supone que democrática y con ciudadanos respetables, consiente en vivir sometida al imperio de cuatro malnacidos que campan a sus anchas con el respaldo de las autoridades.
Esta segunda pelicula es más interesante. ( spoiler).
Escenas impactantes y apuntes sutiles, se mezclan en el conjunto para ofrecer una notable crónica que aúna el cine de género con la denuncia social, con gran pericia por parte de este realizador que tiene cintas muy interesantes en su haber. Y bastante completo para tan escaso metraje.
Un final dubitativo, Karlson se muestra pesimista. ! No, hombre, no!. Claro que al fin se gana la guerra. El problema es que, en seguida, comienza otra.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Ya al principio del film nos advierten cómo vive Phenix.
Dejada de la mano de Dios por los diferentes gobernadores, mientras otras ciudades van progresando con industrias que hacen florecer su economía y bienestar, Phenix, desde tiempo inmemorial, se ha dedicado al juego. Toda la economía de esa ciudad depende de ello y, en consecuencia, mientras otros pueblos avanzan, ellos se van sumergiendo más y más en la corrupción para la cual todos los ciudadanos trabajan, incluso, los más respetables.
Construcción de máquinas tragaperras trucadas, dados imantados, cartas marcadas...
Para cuando se dan cuenta, sus lentejas y sus vidas están en manos de esos caciques y ya es muy difícil pararlo.
El veterano abogado de la ciudad lo tiene claro. Ver, oír y callar. La policía lo tiene claro. Ni ve ni oye y, por supuesto, calla. Los del ayuntamiento lo tienen claro. Si no ven ni oyen y callan, sus arcas estarán bien provistas.
Los ciudadanos lo tienen claro. Si no vemos ni oímos ni hablamos, no me faltará un plato en la mesa.
Por eso cuando oyen que alguien ha sufrido un accidente o se ha ahogado en el río prefieren creerlo. No es sólo miedo lo que tienen, que también, es que se han vendido.
Sólo unos cuántos están despiertos y saben lo que tienen que hacer.Siempre son unos pocos los valientes, los que se niegan a vivir ciegos. El problema es cómo.
¿Recurrir a la violencia?. No. El hijo del abogado lo tiene claro. Esto es una guerra. Y la violencia contra la violencia te hace ganar batallas pero nunca te va a hacer ganar la guerra. La guerra se gana calladamente, con valor, con coraje, concienciando, convenciendo, haciendo ver a la ciudadanía de que también ellos son cómplices si miran para otro lado. Y, de mientras eso sí, los que comienzan la lucha van a recibir mas hostias que el cañamón. Terminarán en la tumba seguramente. Pero algo ya habrá despertado. Sólo que el cementerio está lleno de tumbas al soldado desconocido.
Dejada de la mano de Dios por los diferentes gobernadores, mientras otras ciudades van progresando con industrias que hacen florecer su economía y bienestar, Phenix, desde tiempo inmemorial, se ha dedicado al juego. Toda la economía de esa ciudad depende de ello y, en consecuencia, mientras otros pueblos avanzan, ellos se van sumergiendo más y más en la corrupción para la cual todos los ciudadanos trabajan, incluso, los más respetables.
Construcción de máquinas tragaperras trucadas, dados imantados, cartas marcadas...
Para cuando se dan cuenta, sus lentejas y sus vidas están en manos de esos caciques y ya es muy difícil pararlo.
El veterano abogado de la ciudad lo tiene claro. Ver, oír y callar. La policía lo tiene claro. Ni ve ni oye y, por supuesto, calla. Los del ayuntamiento lo tienen claro. Si no ven ni oyen y callan, sus arcas estarán bien provistas.
Los ciudadanos lo tienen claro. Si no vemos ni oímos ni hablamos, no me faltará un plato en la mesa.
Por eso cuando oyen que alguien ha sufrido un accidente o se ha ahogado en el río prefieren creerlo. No es sólo miedo lo que tienen, que también, es que se han vendido.
Sólo unos cuántos están despiertos y saben lo que tienen que hacer.Siempre son unos pocos los valientes, los que se niegan a vivir ciegos. El problema es cómo.
¿Recurrir a la violencia?. No. El hijo del abogado lo tiene claro. Esto es una guerra. Y la violencia contra la violencia te hace ganar batallas pero nunca te va a hacer ganar la guerra. La guerra se gana calladamente, con valor, con coraje, concienciando, convenciendo, haciendo ver a la ciudadanía de que también ellos son cómplices si miran para otro lado. Y, de mientras eso sí, los que comienzan la lucha van a recibir mas hostias que el cañamón. Terminarán en la tumba seguramente. Pero algo ya habrá despertado. Sólo que el cementerio está lleno de tumbas al soldado desconocido.