Tres adjetivos que creo describen a la perfección este debut de Duncan Jones. Una historia ambientada nada más y nada menos que en la Luna, protagonizada por un único personaje, con una ambientación tan sobria como cuidada, y que se desarrolla con un ritmo firme, sin prisa pero sin pausa, justo lo que necesita esta inteligentísima película.
Moon puede aburrirte o seducirte. Es una película que tiene más cabeza que corazón, por lo que es necesario mostrarse receptivo, entrar en su juego; si lo conseguimos -lo cual no es tan difícil como en otras películas del estilo-, Duncan Jones y Sam Rockwell no sólo nos van a hacer disfrutar, sino que nos van a hipnotizar. Nos van a introducir en un pequeño mundo de naves, cráteres, ordenadores parlantes y conferencias con la tierra, y lo van a hacer con tal ingenio y solvencia que no vamos a poder despegarnos de la pantalla.
Moon no es sólo un logro en la interpretación de Rockwell y la dirección de Jones. Tiene otras muchas cosas que le suman a favor: la música de Clint Mansell, la ambientación y la puesta en escena, su sobria pero atrayente fotografía, entre otras. Además, nada es accesorio ni nada sobra en sus 90 minutos. Moon es una película cuidada al extremo, ajustada en todos los detalles. Puede que algunos consideren que el argumento gira en algún momento de manera extraña o incluso inverosímil, pero se lo perdono porque el conjunto funciona muy bien. Y sin tirar en ningún momento de efectos especiales o aspavientos tecnológicos.
Recomiendo Moon a los que, sobre todo, tengan la mente abierta en cuanto a cine se refiere. Es una pequeña película nacida para sorprender tanto a los amantes del cine de ciencia-ficción como a los del cine independiente en general. Absténganse los amantes del cine más comercial y convencional.