Entre 2005 y 2009, Miguel Gonçalvez Mendes siguió con una cámara a José Saramago y su mujer, Pilar del Río, con el afán de retratar la cotidianeidad de uno de los grandes de la literatura actual (tristemente fallecido en 2010).
El documental comienza de manera un tanto balbuceante. La atención del director parece un poco dispersa. Pero, conforme avanzamos, nos vamos empapando de la intimidad de la pareja protagonista, José y Pilar, y nos vamos contagiando de su manera de ver las cosas y de abordar su trabajo diario. El documental nos descubre a un José Saramago que no difiere mucho de la visión "pública" que desprende: tranquilo, meditabundo, solitario, sencillo, austero. En mi opinión, quien supone una verdadera sorpresa es Pilar, su mujer, veintisiete años más joven que él; Pilar se revela como una mujer extremadamente fuerte, con las ideas muy claras y completamente entregada a su marido, del que se ocupa constantemente. No es casualidad que el documental se llame José y Pilar, porque es un retrato apasionante de los dos, sin intención de desplazar a Pilar con respecto a José, que es quien a priori interesa más al espectador. Para mí, Pilar es el auténtico descubrimiento de este documental.
Quienes hayan leído la obra de Saramago descubrirán a un genio cotidiano, un hombre nada endiosado, sino que vive con toda normalidad y se entrega a su trabajo con dedicación y, cuando se trata de actos públicos, con una actitud espartana. Un hombre bueno y noble, en definitiva. Y en cuanto a Pilar, se confirma aquello de que detrás de todo buen hombre hay una gran mujer. Una pareja entrañable que causa admiración por la pasión y convicción con que realizan cualquier cosa.