Habiendo visto la primera apenas un par de días antes, entré al cine a ver Top Gun: Maverick esperando ver a Tom Cruise haciendo de las suyas y ver alguna que otra escena espectacular, y me encontré con algo mucho mejor.
Top Gun: Maverick es una secuela que supera a la original, que tiene las prometidas secuencias de acción que te dejan boquiabierto (y se agradece que por una vez no sea CGI, lo dice un fan incondicional de Marvel y Star Wars) y más importante, tiene corazón. Antes que una película sobre aviones es una película sobre la amistad y el compañerismo, y en ese terreno este filme de Joseph Kosinski funciona tan bien o igual como cuando vuela con los F14. Además, confirmamos que Tom Cruise sigue siendo una de las mayores superestrellas que ha habido en Hollywood; y deberíamos empezar a clasificar sus películas como un género aparte. Tienen algo que las hace únicas.
En definitiva, Top Gun: Maverick es una experiencia cinematográfica que todo cinéfilo (y no cinéfilo) debe correr a disfrutar en la pantalla más grande posible, que es para lo que está concebida. Y no se arrepentirán.