Allá por diciembre de 2021, echando un vistazo a las películas que llegaban en 2022, me fijé en Blonde y pensé "aquí está la actuación que dará a Ana de Armas el Oscar; y ahí estaré yo haciendo campaña por ella". Realmente adoro a Ana de Armas, y hasta en dos películas que, paradójicamente, fácilmente pueden ser lo peor que hemos tenido este año (Aguas Profundas y lo que sea que es esto), ha demostrado su inmenso talento. Pero ni siquiera con ese encanto que tiene y el increíble parecido con Norma Jean consigue salvar los muebles de este despropósito.
Para empezar, Blonde fracasa miserablemente como biopic, en un intento de conseguir lo que magistralmente logró Spencer: construir sobre una base y unos elementos reales una historia en su mayor parte ficticia. Spencer triunfó utilizando esta técnica, que en teoría funciona mejor que un biopic más tradicional como Elvis si el objetivo es deconstruir psicológicamente al personaje a cualquier precio, sin importar que su historia quede bien contada o no. Sin embargo, precisamente porque no era un biopic Spencer decidió hacer esto. Aunque algunos lo negarán, Blonde sí que tiene pretensiones de película biográfica, y por mucho que fastidie, si quieres acercar al público la historia de la vida de una persona, hay ciertas reglas a las que hay que ajustarse; y no, no es "someterse a los estándares y reglas de Hollywood", es simplemente contar una historia en condiciones, de manera coherente y cohesiva. Blonde es una sucesión de escenas una tras otra sin conexión alguna, dando la sensación de que no hay rumbo. No ayuda la decisión de cambiar cada dos por tres el formato y el color, que más que quedar como algo creativo (que supongo que es lo que pretendía el director), queda como algo pretencioso, dándose unos aires de grandeza que no tiene.
Esas "escenas" en sí son básicamente una sucesión de planos de Ana de Armas sonriendo o llorando; o si no, sufriendo vejaciones, abusos y hasta violaciones. Violencia y sexo gratuito. Está claro que era necesario mostrar el sufrimiento de Marilyn por ser mujer en la industria y el mundo en general, es algo fundamental para comprender la historia; pero la manera de abordarlo no es la adecuada. Solo se consiguen momentos repulsivos que no aportan nada a la historia o al personaje.
Sin embargo, no es solo un tema sexual; el retrato en sí que se hace de Marilyn es cuanto menos cuestionable; se nos muestra a una mujer rota sí, pero también a una que parece tonta y estúpida desde su primera escena hasta la última. Cero evolución. No hay una sensación de espiral de caída hacia la oscuridad como si lo hay en Elvis por ejemplo, ya que el personaje se mantiene igual durante toda la película. En definitiva, resulta imposible empatizar con, ya no digamos Marilyn, sino ésta Marilyn.
Ridícula, inconexa, repugnante; Blonde es un insulto a la inteligencia y un fracaso estrepitoso a todos los niveles; el ejemplo perfecto de una película pedante que intenta disfrazar mediante elementos supuestamente subversivos su mediocridad.