Con unos personajes icásticos, que favorecen la caracterización de los actores Jack (BrianCox) y Lucas (Paul Dano), quienes sin evidenciar una sensibilidad por sus respectivos pasados, ya que de nada vale quejarse de lo que pudo haber sido y no fue, la excelente película del cineasta islandés Dagur Kári, nos lleva de la mano de los interlocutores a una fábula nada protectora sobre las rutinas de las existencias desgraciadas de quienes habitan un mundo a la larga, desinteresado por los demás, precisamente por ser infelices.

Con una puesta en escena nada forzada, y es que vida de los desgraciados en el cine, no lo permite, la película ronda una vez más que la amistad con la turbiedad a lo Charles Bukowsky (“Barfly”, por ejemplo), amén de la vida en los barrios bajos, y de la aquiescencia de cierta escatología y obscenidad verbal, hay que intentar nutrirla a pesar de las perturbaciones aparentes o reales de esos “Jack” que habitan el mundo.

Pero siendo Lucas ese elemento que modula y corrige la realidad de Jack, la historia quisiera terminar con la mano bondadosa de las Parcas, como una confabulación amorosa del ser que pretende ayudar y amar.

Gonzalo Restrepo Sánchez (Film critic, Barranquilla, Colombia)