El genial comienzo es cine negro en estado puro, me encanta la escena del policía y la protagonista en el muelle. Tras el expresionista inicio se suceden una serie de interminables flash donde se nos cuenta la historia de una ama de casa obligada a trabajar por primera vez en su vida, que poco a poco va ascendiendo hasta convertirse en millonaria.
La lucha de clases es omnipresente en toda la obra, y el director se decanta por mostrarnos el triunfo de la clase emprendedora frente a la nobleza.
Joan Crawford es una ama de casa que se revela contra su status de mujercita de su marido, incansable trabajadora, echa a sí misma y consciente del sudor que cuesta ganar dinero, pero se enamora de un decadente aristócrata, estupendo Zachary Scot, cuya ocupación es holgazanear con estilo y vivir de su herencia, Jack Carson por otra parte interpreta al capitalista pillo y sin escrúpulos, siempre dispuesto a usar su inteligencia y picardía para ganar dinero a costa de los demás, aunque siente una gran debilidad por la bella protagonista.
La hija, muy bien interpretada por una viperina Ann Blyth, es para echar a comer a parte, su crueldad y elitismo no conocen límites, es sin duda uno de los personajes más odiosos del cine, pero hasta que punto es culpa de su madre, ya que cuando ella seencuentrasola no se lecaen los anillos trabajando, supongo que simplemente en su crueldad y ambición tan solo buscaba la libertad, liberarse de los acosadores mimos de su progenitora*.
La larga duración de la película le resta algo de intensidad, pero la verdad es que a pesar de no ser muy aficionado a los melodramas y ser este un tanto predecible en su desenlace, a mí me mantuvo enganchado de inicio a fin, supongo que debido a la maestría en la dirección de Curtiz.
Los diálogos son mordaces, y el final recobra ese aire de cine negro con el que comenzó.