Ya tenía ganas de echarle el guante a esta película, protagonizada por el incombustible Nicolas Cage (que vivió tiempos mejores, desde luego), y que cosecha estupendas críticas haya por donde pasa. De hecho, se llevo el premio de mejor director en el reciente Festival de Sitges, de este año.

Pues bien, a pesar de las críticas (que como os he mencionado en varias ocasiones, son tan fiables, sobre todo últimamente, como el Diablo con un contrato con letra ilegible), del protagonista (a pesar de no ser el de antes, me sigue gustando este actor), y de la promesa de acción con violencia sin límites, no las tenía todas conmigo, e iba totalmente desconfiado al visionado de la cinta.

Mi instinto no me ha fallado, y estamos ante, la que seguramente, sea la peor película del año. Pero como siempre, vayamos por partes.

La dirección corre a cargo de Panos Cosmatos, que es un director cuya anterior película no he visionado (ni ganas), y que dirige la película en plan psicodélica y soberanamente lenta y aburrida, pero en forma de videoclip, como si fuese otro "genio" del séptimo arte y nos tenga que enseñar como se mueve una cámara, cuando las escenas de acción y la violencia no son nada del otro mundo. Mucho ruido y pocas nueces.

Y ojo, que al principio de la película se nos vende como si esto fuese "Rock N' Roll" hecho cine. Que yo sepa, ese estilo de música no está hecho para dormir a las ovejas. Vamos, que el señor Cosmatos es un pedante jugando con gore. Ni más ni menos. Y ojo, que le han dado el premio a mejor director de Sitges... pero tampoco me sorprende, porque la fiabilidad y rigor de ese festival brilla por su ausencia desde hace años.

En cuanto al guion, la película dura dos interminables horas. La primera hora se podría haber contado en 15-20 minutos, pero el director prefiere atormentarnos con escenas interminables como si el espectador fuera cómplice de su homenaje al LSD. La segunda hora, que como ya digo, se había prometido un festival de vísceras y acción desenfrenada, se queda en nada. Gore cutre y un Cage desatado (como de costumbre), nada más.

Y eso de ambientarla en los 80... puro marketing y anzuelo, que muchos críticos han picado y elogiado diciendo que es un homenaje a esa década (llegando a decir que el director domina dicha década...). De nuevo, esa gente y yo no vemos las mismas películas. 

Y el reparto... Dios, por donde empiezo. Nicolas Cage casi no articula palabra en toda la película (de hecho en la primera hora casi no pinta nada) y es a partir de la segunda mitad cuando se pasa de rosca, cosa que los críticos han aplaudido a rabiar, cuando yo considero que está mucho mejor en la reciente "Mamá y Papá". No es de sus mejores papeles, desde luego.

Luego tenemos a Andrea Riseborough que actúa con menos gracia y salero que una piedra con carita triste. Pero no esculpa suya, es del personaje que le han dado. Y lo mismo sucede con (el mucho peor parado) Linus Roache, con uno de los personajes más insufribles e irritantes de los últimos años. Así se hunden carreras...

En conclusión, estamos ante una película muy aburrida, sin nada que destacar, totalmente experimental (como algo negativo, ya que parece la pesadilla de un "fumeta"), y que me sorprende, y mucho, que este siendo tan aplaudida cuando es un pestiño de dos horas que es mejor olvidar cuanto antes. Lo dicho, seguramente, la peor película del año... pero de lejos.

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