Curiosamente una de las pocas películas donde Scott no utiliza su reconocido estilo videoclipero. Una buddy movie hecha por gente prestigiosa dentro del género, tanto el guionista Black como el productor Silver tienen basta experiencia y Scott es un director que pese a sus caprichos resulta eficaz.

El relato se denota falso en lo principal, justamente en la relación entre Willis y Wayans, pese a la gran química que muestran ambos, el guión jamás nos da razones creíbles para que entendamos por qué Wayans se une a Willis y menos por qué éste se lo permite.

Obviando el detalle nos queda un film que sabe jugar con la historia -no se sabe quien amenaza a Berry ni quien mata al colega de Willis-, que cuando se cierra lo hace correctamente y que pese a sus absurdos es coherente. Es de destacar lo bien dibujados que están los personajes, más allá de los clichés, pasados oscuros y condenantes que los dejan en un presente peor.

Abusa un poco de las escenas imposibles que no por ser absurdas o exageradas resultan emocionantes, sobre todo esas en que está la niña. La dirección y el montaje en las persecuciones es malo, se ve poco, y carece de acción terrenal excepto por algunas balaceras. Me sobran los flashbacks de Willis en el Servicio Secreto, no son necesarios para contar la minihistoria de su pasado.

El humor es lo que más funciona, no sólo por el exceso de sarcasmo sino también por el sentido autoparódico, en el final incluso se hace un monólogo que explica como se hace humor en los '90. Ayuda mucho tener a Willis en su rol de poli -en este caso detective- desalineado y como acompañante a uno de los hermanos Wayans -creadores de "Scary movie"-.

Lo mejor: su sentido del humor constante y abundante.
Lo peor: le falta más acción, más adrenalina.