La célebre frase de Paul Elouard inspira sin duda la tesis de IO. La humanidad recibe su mas que merecido castigo por haber maltratado el planeta que, en legítima defensa, se vuelve tóxico para la vida animal. Ante ello, dos propuestas: emigrar a otros mundos que quizá sean habitables o continuar confiando en la capacidad de regeneración de nuestro viejo y amado planeta.
Solo por plantear un tema tan interesante y actual ya sería importante la película. Si añadimos una puesta en escena bellísima y sugerente y las interpretaciones sobresalientes de los dos protagonistas, el film merece mucha más valoración que la que conceden la mayoría de las críticas.
Propongo a todo el mundo volver a ver esta película durante la crisis humanitaria que estamos viviendo y reflexionar sobre el mensaje tan actual que nos plantea.