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Voto de Chris Jiménez:
8
Drama. Romance Chris Wilton (Jonathan Rhys Meyers) es un ambicioso y joven profesor de tenis con escasos recursos económicos. Gracias a su amistad con Tom Hewett (Mattew Goode), consigue entrar en la alta sociedad londinense y enamorar a su hermana Chloe (Emily Mortimer). Tom, por su parte, sale con Nola Rice (Johansson), una atractiva americana, de la que Chris se encapricha nada más verla. El azar, la pasión y, sobre todo, la ambición llevarán a ... [+]
15 de febrero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Delitos que se cometen a espaldas de la moral, faltas donde es inevitable caer en la lujuria y en el interés propio. Tener éxito en las consecuencias viene determinado, qué irónico, por la mera suerte...
De nuevo Woody Allen nos da una dura lección sobre la importancia de las decisiones y el azar.

A mitad del 2.000 se cumplía algo que no desde hacía poco tiempo se venía intuyendo en la vida del director: un cambio de aires (lo extraño es que no lo llevase a cabo una década antes con todo el asunto Farrow/Soon-Yi). Empieza así otra etapa dejando ese paréntesis de divagación que podría extenderse desde "Celebrity" o incluso más atrás, una renovadora y perfeccionista; pensada para filmarla, cómo no, en New York, al final "Match Point" se traslada a Inglaterra ya que se encuentra sin financiación en EE.UU.. Él acusa al avaricioso sistema de estudio de Hollywood, pero tal vez el rencor hacia su persona seguía siendo la razón...
Como produce BBC Films el reparto tiene que ser británico, salvo una excepción que se convertirá, para Allen y para sus fans, en otro milagro de esos que no suceden muy a menudo. ¿Qué quimeras actuaron para que Kate Winslet rechazara ser la protagonista?, ¿fue la suerte de sentirse agotada con su trabajo y decidiera pasar más tiempo con su familia? Gracias a ese golpe fortuito, porque tal vez otra actriz habría aceptado y ya está, es el que acerca a Scarlett Johansson a su paisano. Igual que la pelota de tenis que vemos al principio de la película caer a un lado de la red y no al otro, se trata de una fuerza mucho más poderosa que la voluntad humana: la de la suerte.

No podemos sospechar nada del juego de identidades e intriga que nos prepara Allen cuando conocemos a Chris, un apuesto, tranquilo, inofensivo, diría cualquiera, ex-campeón de tenis afincado en Londres que no tarda en hacerse un hueco en la alta sociedad. Por la suerte de cruzarse con Tom, tan o más asqueroso que su hermana; y es que se deja bien claro la facilidad de manipulación que ejerce esta familia Hewett para arrastrar a Chris a su terreno, quien se ve reducido a la nada ante sus propuestas, decisiones, incluso humillaciones (cuando se convierte en novio de Chloe ésta no deja de atacar sus orígenes humildes y moldearle, cual estatua sin vida, para encajar en su repulsiva atmósfera "snob").
¿Quién iba a preveer el comportamiento que de repente adopta al ponerse frente a la intrusa Nola? "¿Quién será mi próxima víctima?", esa es la frase con que se presenta el personaje de la Johansson más sensual, magnética y deseable que hayamos visto nunca (lo diametralmente opuesto a la idiota de "Lost in Translation"...). Es la frase de una "femme fatale" del "noir", es ella quien parece una mezcla moderna de Gloria Grahame y Diana Dors, pero aun así no es quien inicia el ataque, sino él; saltan chispas entre Johansson y el engañoso Jonathan Rhys-Meyers, anunciando un súbito cortocircuito.

Allen no esconde sus influencias sobre un tema del que ya se ha escrito y filmado mucho (el romance furtivo entre un hombre de buena posición y una mujer que amenaza todo su bien estructurado mundo); el principio de "Un Lugar en el Sol", donde sólo habría que cambiar las posiciones de George, Alice y Angela por las de Chris, Chloe y Nola, unido a los ecos que han permanecido de "Manhattan" y sobre todo "Delitos y Faltas". La mitad más negra y triste de ésta, la del oftalmólogo Judah, se recrea con fascinación falsamente luminosa por el pintoresquismo londinense.
Impregnado de Greene y Highsmith, Allen sigue los tópicos de la novela romántica (el paseo por la playa de Judah y Dolores, el tórrido encuentro bajo la lluvia de Chris y Nola) y sus personajes masculinos se ven paralizados por las poderosas féminas. Sin embargo esto da paso a la infidelidad y la mentira y de ahí a la insatisfacción, al sufrimiento, a la desesperación y finalmente a un acto donde no queda ni rastro de moral ni salvación (irónicamente Chris lee "Crimen y Castigo", pero donde el protagonista hallaba una redención y el descubrimiento de Dios en "Match Point" no hay ni redención, ni Dios, ni castigo, ni esperanza, ni nada de nada).

Vemos lo que tuvo que haber sido "Delitos..." en realidad, sin su mitad ligera ocupada por el propio Allen. Aquí la atmósfera se vicia de melancolía, desapacible y asfixiante, ni siquiera hay espacio para el sarcasmo y los personajes caminan por el sendero de un "thriller" de sabor agrio, pero la que se suponía pérfida manipuladora sólo es una pobre engañada y torturada (sin llegar a la neurosis de la Dolores de Anjelica Huston) por un "homme fatale" fácilmente distinguible (en la reunión de los Hewett él se mantiene alejado, destacando entre la luminosa naturaleza con sus ropas negras mientras Nola, al otro lado del teléfono, viste de blanco...).
La pérfida neurótica en este caso es Chloe, la esposa y no la amante, tergiversando ese papel de "Delitos...", la que presiona cada vez más a Chris con exigencias de embarazo y sexo mecánico en contraste a la lujuria y pasión desenfadada que le ofrece Nola, hasta que la situación se retuerce y tensa, precisamente, con un embarazo que le llega a la mujer equivocada (el conflicto de la obra de George Stevens, también torcido) y desatándose los infiernos. Pobre Nola, acosada, despreciada y humillada toda su vida, jugando el destino contra ella; queda un poso de amargura y en última instancia ecos de Bergman y Dostoievski, visitando en sueños los espectros, pero sentimiento de culpa no lo hay en ningún sitio...

Si de algo se puede tildar a la obra que resucitaría por todo lo alto al director es de no plantear la trama más original del mundo y de que a veces se resiente su ritmo por repetirse demasiado (esas continuas peleas entre los amantes, ¿de verdad es necesario?).
No nos había hundido tanto en la oscuridad del ser humano, tal vez desde la lejana "Maridos y Mujeres". Es lógico que la haya elegido como su película favorita...
Chris Jiménez
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