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Voto de Chris Jiménez:
8
7,9
137.806
Comedia
Franky es un ladrón de diamantes que tiene que entregar un valioso ejemplar a su jefe Avi, pero, antes de hacerlo, se deja convencer por un tal Boris para apostar en un combate ilegal de boxeo. En realidad, se trata de una trampa para arrebatarle el diamante. Cuando Avi se entera, contrata a Tony para encontrar a Franky y al diamante. Descubierto el triste destino de Franky, la recuperación de la gema desaparecida provoca una situación ... [+]
3 de octubre de 2017
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El tipo que se queda examinando por un segundo el diamante parece que pudiera ver a todos los diminutos individuos que se agolpan en su interior, una maraña de seres de un submundo extraño que conviven en competencia y odio recíproco, a veces cruzándose por voluntad propia o por los giros del destino...
Visto este embrollo mil veces y sigue siendo, casi dos décadas después, igual de efectivo para atrapar al espectador cual espesa tela de araña. El siguiente paso lógico del sr. Guy Stuart Ritchie después de sorprender a casi medio Mundo con su debut, titulado bajo un intraducible argot, "Lock, Stock & Two Smoking Barrels", era proseguir expandiendo aquello que tanto éxito logró; lo cierto es que, para estar subyugada a un bajísimo presupuesto y desarrollarse entre accidentes y parones durante varios años, esa arrolladora máquina de acción, intriga, violencia y humor negro se mantiene como una de las obras clave del cine británico de la década de los '90.
La asociación de Ritchie y Matthew Vaughn es tan sólida como la de sus homólogos estadounidenses Tarantino y Lawrence Bender, y no tardan en poner en marcha un proyecto más ambicioso, ya sin temer quedarse sin financiación o dejar al equipo a medio cobrar su salario. Lo mejor de "Lock, Stock" es que ha cruzado océanos, y así pueden contar con los célebres rostros de Dennis Farina, Benicio del Toro, el croata Rade Serbedzija y Brad Pitt, nada menos, quienes saldrán del continente para enrolarse en su humilde e íntimo círculo de "hooligans".
Ya sólo el inicio de "Snatch" pone de manifiesto la perfección en la técnica del director, quien parece homenajear al de "Ojos de Serpiente", fijando su objetivo en una serie de monitores-cámara de un banco, pendientes de los movimientos de un grupo de rabinos que acaba de entrar. Aquél tratará con más esmero la composición visual y los planos-secuencia, es verdad, pero pronto reduce toda elegancia "depalmaniana" con la propia cámara, que voltea en su frenética coreografía de espasmos habituales, tan heredados del compatriota Boyle (aunque ya típicamente suyos).
Antes de eso empieza por el supuesto final, a partir de otra narración, esta vez en primera persona (Turkish, el protagonista, repitiendo Statham en uno de sus mejores papeles antes de volverse un rancio astro de la acción palomitera), que nos relata en "flashback" su aventura, subrayándose así el aroma de puro cine negro que despiden las raíces de su obra...y que Ritchie moderniza, parodia, retuerce y tergiversa con esa frescura y dinamismo taquicárdico que le distingue, pero cine negro al fin y al cabo. De hecho todo empieza con el clásico atraco y robo de un diamante, que Franky observa viendo la realidad paralela en la cual se agolpan esos seres de los que hablaba al principio.
Este elemento básico impulsa el argumento y tiene el poder del monolito de "2.001": todo lo une y a todos controlará a su merced, y nos son presentados por medio de unos coloridos créditos que evocan el universo del cómic. Las diferencias entre "Lock, Stock" y "Snatch", inapreciables, parten del papel del joven y entrañable cuarteto de la primera en relación al escenario que ocupaban: ellos se veían arrastrados a sus sucias y ácidas entrañas, y se las daban de gángsters pero no lo eran, encontrándose rodeados de imbéciles que del mismo modo fingían y guardaban las apariencias.
Aquí los personajes, hombres (casi) en su mayoría, están ya integrados en ese mundo, cínicos, depravados, cobardes, brutales, mentirosos y terribles; ni siquiera Turkish y Tommy poseen el encanto del grupo de Eddie, Tom, "Soap" y Bacon. Personajes que también están dotados de una cierta extravagancia próxima a los tebeos (de Dark Horse en concreto), y de tantas sombras y violencia interiores que a veces incluso consiguen solapar las sobredosis del absurdo humor negro desplegado (el guión se confeccionó desde una perspectiva escabrosa en primera instancia, pues su artífice deseaba ser considerado un cineasta serio...).
"Inapreciable" es atisbar diferencias ya que los códigos de ambos films se reproducen de manera autoconsciente. El guión vuelve a dividir el argumento en dos realidades paralelas: en "Lock, Stock" las timbas de cartas y Harry "Hatchet" deseando con ahínco el par de escopetas mientras sucedían trapicheos con hierba y pequeños atracos, no obstante la maraña era mucho más densa y los implicados estaban más aglutinados. Ahora el inglés prefiere dejar visible la línea que divide al mundo del boxeo y de los diamantes, de manera que algunos personajes nunca necesiten cruzarse (y dejando sólo dos o tres que actúen de finos hilos conductores).
Y pese a otro gángster por todos conocido que revuelve las existencias de cada uno (Alan Ford convertido en un inquietante monstruo cuyo nivel de crueldad y repulsión es muy difícil de igualar) no es el que conecta una trama y otra, sino Boris, otra rareza del heterogéneo microcosmos gangsteril que organiza Ritchie ("Hatchet" era quien perseguía las escopetas, pero a su homólogo "Bricktop" no le interesan los diamantes). Otro grupo encargado de un robo: Sol, Vincent y Tyrone, subnormales sin remedio que extienden esa unión de universos hasta llegar al mismo desgraciado que disfruta asfixiando a Turkish y Tommy.
(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)
Así se puso en el punto de mira de muchos cinéfilos y productores....y por desgracia también de Madonna, con quien contrae un estúpido matrimonio en diciembre del mismo 2.000 que terminará ocho años después con un fajo de millones de libras entregados en mano. Puede que la crónica social sea lo de menos, no obstante sufrimos las consecuencias de dicha unión.
La culpable fue de "Swept Away", infumable "remake" de la simpática "Insólita Aventura de Verano" de Lina Wertmuller, donde la diva pretendía reproducir el papel de Mariangela Melato. El primer paso en falso de muchos que daría el británico, pero eso es otra historia...
Visto este embrollo mil veces y sigue siendo, casi dos décadas después, igual de efectivo para atrapar al espectador cual espesa tela de araña. El siguiente paso lógico del sr. Guy Stuart Ritchie después de sorprender a casi medio Mundo con su debut, titulado bajo un intraducible argot, "Lock, Stock & Two Smoking Barrels", era proseguir expandiendo aquello que tanto éxito logró; lo cierto es que, para estar subyugada a un bajísimo presupuesto y desarrollarse entre accidentes y parones durante varios años, esa arrolladora máquina de acción, intriga, violencia y humor negro se mantiene como una de las obras clave del cine británico de la década de los '90.
La asociación de Ritchie y Matthew Vaughn es tan sólida como la de sus homólogos estadounidenses Tarantino y Lawrence Bender, y no tardan en poner en marcha un proyecto más ambicioso, ya sin temer quedarse sin financiación o dejar al equipo a medio cobrar su salario. Lo mejor de "Lock, Stock" es que ha cruzado océanos, y así pueden contar con los célebres rostros de Dennis Farina, Benicio del Toro, el croata Rade Serbedzija y Brad Pitt, nada menos, quienes saldrán del continente para enrolarse en su humilde e íntimo círculo de "hooligans".
Ya sólo el inicio de "Snatch" pone de manifiesto la perfección en la técnica del director, quien parece homenajear al de "Ojos de Serpiente", fijando su objetivo en una serie de monitores-cámara de un banco, pendientes de los movimientos de un grupo de rabinos que acaba de entrar. Aquél tratará con más esmero la composición visual y los planos-secuencia, es verdad, pero pronto reduce toda elegancia "depalmaniana" con la propia cámara, que voltea en su frenética coreografía de espasmos habituales, tan heredados del compatriota Boyle (aunque ya típicamente suyos).
Antes de eso empieza por el supuesto final, a partir de otra narración, esta vez en primera persona (Turkish, el protagonista, repitiendo Statham en uno de sus mejores papeles antes de volverse un rancio astro de la acción palomitera), que nos relata en "flashback" su aventura, subrayándose así el aroma de puro cine negro que despiden las raíces de su obra...y que Ritchie moderniza, parodia, retuerce y tergiversa con esa frescura y dinamismo taquicárdico que le distingue, pero cine negro al fin y al cabo. De hecho todo empieza con el clásico atraco y robo de un diamante, que Franky observa viendo la realidad paralela en la cual se agolpan esos seres de los que hablaba al principio.
Este elemento básico impulsa el argumento y tiene el poder del monolito de "2.001": todo lo une y a todos controlará a su merced, y nos son presentados por medio de unos coloridos créditos que evocan el universo del cómic. Las diferencias entre "Lock, Stock" y "Snatch", inapreciables, parten del papel del joven y entrañable cuarteto de la primera en relación al escenario que ocupaban: ellos se veían arrastrados a sus sucias y ácidas entrañas, y se las daban de gángsters pero no lo eran, encontrándose rodeados de imbéciles que del mismo modo fingían y guardaban las apariencias.
Aquí los personajes, hombres (casi) en su mayoría, están ya integrados en ese mundo, cínicos, depravados, cobardes, brutales, mentirosos y terribles; ni siquiera Turkish y Tommy poseen el encanto del grupo de Eddie, Tom, "Soap" y Bacon. Personajes que también están dotados de una cierta extravagancia próxima a los tebeos (de Dark Horse en concreto), y de tantas sombras y violencia interiores que a veces incluso consiguen solapar las sobredosis del absurdo humor negro desplegado (el guión se confeccionó desde una perspectiva escabrosa en primera instancia, pues su artífice deseaba ser considerado un cineasta serio...).
"Inapreciable" es atisbar diferencias ya que los códigos de ambos films se reproducen de manera autoconsciente. El guión vuelve a dividir el argumento en dos realidades paralelas: en "Lock, Stock" las timbas de cartas y Harry "Hatchet" deseando con ahínco el par de escopetas mientras sucedían trapicheos con hierba y pequeños atracos, no obstante la maraña era mucho más densa y los implicados estaban más aglutinados. Ahora el inglés prefiere dejar visible la línea que divide al mundo del boxeo y de los diamantes, de manera que algunos personajes nunca necesiten cruzarse (y dejando sólo dos o tres que actúen de finos hilos conductores).
Y pese a otro gángster por todos conocido que revuelve las existencias de cada uno (Alan Ford convertido en un inquietante monstruo cuyo nivel de crueldad y repulsión es muy difícil de igualar) no es el que conecta una trama y otra, sino Boris, otra rareza del heterogéneo microcosmos gangsteril que organiza Ritchie ("Hatchet" era quien perseguía las escopetas, pero a su homólogo "Bricktop" no le interesan los diamantes). Otro grupo encargado de un robo: Sol, Vincent y Tyrone, subnormales sin remedio que extienden esa unión de universos hasta llegar al mismo desgraciado que disfruta asfixiando a Turkish y Tommy.
(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)
Así se puso en el punto de mira de muchos cinéfilos y productores....y por desgracia también de Madonna, con quien contrae un estúpido matrimonio en diciembre del mismo 2.000 que terminará ocho años después con un fajo de millones de libras entregados en mano. Puede que la crónica social sea lo de menos, no obstante sufrimos las consecuencias de dicha unión.
La culpable fue de "Swept Away", infumable "remake" de la simpática "Insólita Aventura de Verano" de Lina Wertmuller, donde la diva pretendía reproducir el papel de Mariangela Melato. El primer paso en falso de muchos que daría el británico, pero eso es otra historia...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La familia gitana y Mickey, con quien deben "asociarse" (Pitt, gigante en ese momento, recibe menos de lo que implica su caché debido a la gran admiración que siente por "Lock, Stock" y su estilo innovador, terminando con un papel que podría ser la versión andrajosa del Tyler de "El Club de la Lucha", su película previa), no pertenecen a ningún sitio, pero aun así también conectan los dos mundos por medio de un perro con muy mal genio (y que dio una de problemas en el rodaje de no creerlo).
Puede que los elementos que unían a personajes y situaciones en el "noir" fuesen sutiles y misteriosos...
Así que esta es la forma de Ritchie de burlarse de sus claves clásicas y presentarlas desmitificadas, torcidas. Enreda la maraña con la participación extranjera de Avi (Farina y sus impagables "punch-lines"), que media entre los dos mundos sin querer salirse de su camino, juega a seguir una trama y otra sin dejar de lado sus trabalengüísticos diálogos en fuerte jerga "cockney" londinense (ahora más cuidados, batallando con los ofrecidos por Tarantino) y con plena atención a los detalles y a las decisiones que toma cada personaje, las cuales provocan su progresivo hundimiento en el fango.
Su error (bastante garrafal, no cometido en "Lock, Stock") es que incluso estructurando de un modo más elaborado la acción, la intriga y las reuniones y disoluciones de los diversos grupos de personajes, arrebatará a algunos de ellos su peso e importancia en la historia, a veces de un plumazo (y no parpadeén ustedes que se lo pierden). El caso de Franky como mejor ejemplo, pero no sólo este imbécil con predilección por el juego; Ritchie también se trae de la mano a Vinnie Jones y él se destapa con la actuación de su vida encarnando a "Bullet-tooth" Tony (aunque sólo reinvente al anterior Chris).
Su química con Farina está blindada y sus escenas compartidas son oro puro. Quizás el director se deshaga de él de una manera patética, pero lo dejará en algunos instantes clave: tras el salvaje combate de boxeo climático y del desastroso atraco a la casa de apuestas (basado en hechos reales, señores), sobresalen dos consecuentes e independientes del resto, que sirven para desembrollar embrollos, atar cabos y para que Ritchie grabe a fuego su maestría en la puesta en escena y en la forma narrativa, empezando por un accidente de tráfico desde tres puntos de vista (el interior de tres coches) en la más descarada onda "tarantiniana".
Cuando hasta entonces el desarrollo de la historia era cronológico (en paralelo, pero cronológico) aparece esta situación hilarante desordenada y une a personajes del mundo del boxeo y los diamantes. Siguiendo los pasos de Avi y Tony entramos en un pub, y el encuentro entre éste y el trío de negros, gracias a la interpretación de Jones (y un diálogo para enmarcar que pondría celoso a Tarantino), es una de esas escenas brillantes en su carrera y en la del cineasta, quien se explaya como nunca en el uso de largos y elaborados planos-secuencia llenos de bruta violencia, muy al gusto de DePalma y Scorsese.
"Snatch" está atravesada por esta perfección de estilo, pero descuidando su narrativa y trato de personajes, palideciendo ante su más barata predecesora, aun así Ritchie consiguió su objetivo: superarla.
El cameo de Ewen Bremner es genial, y el reclamo de Pitt, pese a su ininteligible verborrea gitano-irlandesa, fue de maravilla para acumular una recaudación la cual superó en siete veces su presupuesto de 9 millones de libras.
Puede que los elementos que unían a personajes y situaciones en el "noir" fuesen sutiles y misteriosos...
Así que esta es la forma de Ritchie de burlarse de sus claves clásicas y presentarlas desmitificadas, torcidas. Enreda la maraña con la participación extranjera de Avi (Farina y sus impagables "punch-lines"), que media entre los dos mundos sin querer salirse de su camino, juega a seguir una trama y otra sin dejar de lado sus trabalengüísticos diálogos en fuerte jerga "cockney" londinense (ahora más cuidados, batallando con los ofrecidos por Tarantino) y con plena atención a los detalles y a las decisiones que toma cada personaje, las cuales provocan su progresivo hundimiento en el fango.
Su error (bastante garrafal, no cometido en "Lock, Stock") es que incluso estructurando de un modo más elaborado la acción, la intriga y las reuniones y disoluciones de los diversos grupos de personajes, arrebatará a algunos de ellos su peso e importancia en la historia, a veces de un plumazo (y no parpadeén ustedes que se lo pierden). El caso de Franky como mejor ejemplo, pero no sólo este imbécil con predilección por el juego; Ritchie también se trae de la mano a Vinnie Jones y él se destapa con la actuación de su vida encarnando a "Bullet-tooth" Tony (aunque sólo reinvente al anterior Chris).
Su química con Farina está blindada y sus escenas compartidas son oro puro. Quizás el director se deshaga de él de una manera patética, pero lo dejará en algunos instantes clave: tras el salvaje combate de boxeo climático y del desastroso atraco a la casa de apuestas (basado en hechos reales, señores), sobresalen dos consecuentes e independientes del resto, que sirven para desembrollar embrollos, atar cabos y para que Ritchie grabe a fuego su maestría en la puesta en escena y en la forma narrativa, empezando por un accidente de tráfico desde tres puntos de vista (el interior de tres coches) en la más descarada onda "tarantiniana".
Cuando hasta entonces el desarrollo de la historia era cronológico (en paralelo, pero cronológico) aparece esta situación hilarante desordenada y une a personajes del mundo del boxeo y los diamantes. Siguiendo los pasos de Avi y Tony entramos en un pub, y el encuentro entre éste y el trío de negros, gracias a la interpretación de Jones (y un diálogo para enmarcar que pondría celoso a Tarantino), es una de esas escenas brillantes en su carrera y en la del cineasta, quien se explaya como nunca en el uso de largos y elaborados planos-secuencia llenos de bruta violencia, muy al gusto de DePalma y Scorsese.
"Snatch" está atravesada por esta perfección de estilo, pero descuidando su narrativa y trato de personajes, palideciendo ante su más barata predecesora, aun así Ritchie consiguió su objetivo: superarla.
El cameo de Ewen Bremner es genial, y el reclamo de Pitt, pese a su ininteligible verborrea gitano-irlandesa, fue de maravilla para acumular una recaudación la cual superó en siete veces su presupuesto de 9 millones de libras.