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Voto de Chris Jiménez:
7
Drama. Comedia Gran Depresión, años 30. Red Stovall (Clint Eastwood) es un cantante de country alcohólico que se gana la vida cantando en bares cutres y miserables. Su gran sueño es llegar a tocar en el legendario programa Grand Ole Opry. Así emprende un emotivo viaje con su sobrino (debut cinematográfico de su hijo Kyle Eastwood) que lo lleva desde Oklahoma a Nashville, donde le han concedido una audición. (FILMAFFINITY)
3 de octubre de 2017
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recorrer las carreteras polvorientas, patear bares de mala muerte, dormir en viejos moteles, y dar tumbos, desde que el Sol salga y empiece a quemar las tierras de Nevada hasta que se esconda tras las montañas de Oklahoma...
un viaje sin fin, sin retorno, esa es la vida de un aventurero de medianoche.

Esa recién iniciada década de los '80 va a representar toda una reinvención de ideales, valores y formas para Clint Eastwood, va a probar cosas ahora que tiene libertad y poder para hacerlo, a abstraerse aún más en sus deseos y aspiraciones personales, sin terminar de abandonar a su público; al igual que Scorsese, también estructura su filmografía en obras dedicadas a sus fans y otras a él mismo, por eso tras el fracaso comercial pero sueño cumplido de "Bronco Billy" invierte mucho dinero para la irregular y extraña "Firefox", incursión en el "thriller" de espionaje con complejos efectos visuales.
Cuando ve recompensado su esfuerzo regresa entonces a su universo íntimo; lo lleva a cabo interesado por otra novela, esta vez del compositor y autor Clarence Carlile, quien tiene la misma edad del nativo de San Francisco y un gusto especial por la intrahistoria norteamericana. Es un nuevo cambio de registro que lo sitúa en los parajes de Philo Beddoe o el malparado Bronco, filmando en lugares reales, empleando a extras pueblerinos y reduciendo los gastos (de sus más de 20 millones empleados en su peripecia de espías a unos humildes 2 millones), además de enrolar a su hijo Kyle en su primera y única interpretación oficial.

Una declaración de intenciones. En "El Aventurero de Medianoche" Eastwood, si bien experto del "jazz", se esforzará por volver a encontrar una huella de origen en la Historia de su país y desfigurarla a través del "country" a la vez que otorgándole un valor más allá de la vida y la muerte; la época es la que lo asola por culpa de la Depresión. Los Wagoneer sobreviven en su granja como cualquiera en ese momento, entonces se levanta una polvareda de mil demonios y de ella emerge Red, recordando a los forajidos llegados de ninguna parte a quienes aquél ya dio vida, concretamente a su emisario de la muerte en "Infierno de Cobardes".
Como aquél, éste parece un despojo sin rumbo, pero más cansado y borracho, todo un antecesor de Ben Shockley (es increíble lo mucho que se distancian y a la vez que se acercan los diversos personajes de su carrera). Este Red, espectro deambulante, vive de su guitarra, y ya llega con un propósito: una prueba en un famoso auditorio de Nashville, tal vez la última oportunidad de su vida para demostrar a todos y a sí mismo que es alguien. Se empieza a perfilar el sueño en esa tierra de hambruna tan bien conocida por Carlile, quien incluyó elementos autobiográficos en la historia (al contrario de la familia Eastwood, que no llegaron a conocer la gran pobreza ni el destino de los campesinos expulsados de sus tierras).

Y, al mismo tiempo, expuesta bajo una paleta de colores, luces y sombras del maestro de la fotografía Surtees que llegan a alcanzar una belleza pictórica y confieren una atmósfera de cercana naturalidad pero también de pura abstracción a las imágenes. El sueño, como en toda obra de Eastwood, es vivido en comunidad; se descarta a los Wagoneer, cuyo ideal, la del áspero patriarca, es la de tener los pies en la tierra, pero se retiene al abuelo y al hijo, conformándose un trío masculino que une de manera hermosa y romántica el nostálgico pasado, el duro presente y el futuro iluso e inocente.
En este viaje de introspección y evolución por carretera aquél deja volar su imaginación, dedica tiempo a los personajes y al gran escenario que ocupan, con la fascinación infantil de "Duro de Pelar"; pero para desgracia de algunos (de un servidor) es un viaje irregular, atravesado por pasajes que conjugan drama y ese humor tan "costumbrista" que gusta a Eastwood, funcionando mejor, ni que decir tiene, el primer elemento de la mezcla (ni por asomo calan los instantes del falso atraco, el incidente con el toro, la fuga de la cárcel o esas trifulcas con unas autoridades paletas que se regodean en su ineptitud...).

Uno de los mejores pasajes (y de los más memorables momentos de la filmografía de Eastwood) está centrado por entero en el abuelo (John McIntire, veterano del "western") y en el relato que nos brinda al observar los páramos de Oklahoma, donde nació Carlile. El niño abre mucho los ojos para observar lo invisible, una leyenda norteamericana verídica dibujada por la narración melancólica del viejo, quien evoca en el ocaso de su vida este recuerdo, el de "la mayor carrera de la Historia del país", de una esperanza de juventud en la que se unían el gesto fundador de la conquista del Far West, la llegada a la "tierra prometida", el sueño de un espacio virgen y de un futuro que acabará cubierto por el polvo y los fantasmas.
El sueño se rompe en pedazos ("Mírala ahora...", "...Soy demasiado viejo para soñar"), pero pese a la amarga confesión el abuelo sigue soñando (con llegar a Cainsville, su pueblo natal), y así los demás. Nashville es la ciudad prometida de Red, y al parecer también de la desgraciada Marlene, que se encuentra cual esclava a las órdenes de un perverso mentiroso; pero este personaje cuya ilusión es ser cantante me resulta tan irritante, molesto e innecesario en la historia como al propio Red, que sin ningún encanto completa y da variedad al grupo masculino pero a la vez lo quiebra, al pertenecer a un origen distinto.

(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)

La película es un nuevo fracaso comercial y casi de crítica, pasa desapercibida por la inmensa mayoría en EE.UU. y en el resto del Mundo; pero el tiempo, del mismo modo que a su protagonista, la pondría en el sitio que corresponde.
Kyle no sigue los pasos cinematográficos de su padre y se convierte en un gran músico, y éste volverá a reconciliarse con los fans de antaño trayendo de vuelta a uno de los iconos de su carrera en "Impacto Súbito", una de sus mejores aventuras...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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