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Voto de Chris Jiménez:
8
Intriga. Thriller. Ciencia ficción David Lightman es un joven hacker, un experto informático capaz de saltarse los más avanzados sistemas de seguridad y de descifrar los más herméticos códigos secretos. Accidentalmente un día conecta su ordenador al del Departamento de Defensa americano, encargado del sistema de defensa nuclear. Pensando que lo que ha encontrado son nuevos juegos de ordenador, David juega con la supercomputadora a las damas, al ajedrez y a otros juegos ... [+]
30 de mayo de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un buen día conectas tu ordenador a un misterioso sistema nuevo que has encontrado por casualidad buscando juegos. Bien, tienes la lista de juegos.
El sistema te ofrece jugar al ajedrez, al póquer, al blackjack y a algo llamado guerra química y biotóxica o guerra nuclear mundial. Esto último suena divertido, ¿no?, así que...¿por qué no jugar?

Esto es lo que piensa el ingenuo de David, un chaval como otro cualquiera que no tiene ganas de estudiar y que se lleva más mal que bien con sus padres pero que, sin embargo, es un auténtico genio de la informática y un verdadero manitas para todo lo que implique la electrónica. Pues resulta que este genio que se lo pasa de miedo usando su computadora para cambiar sus notas del instituto va a meterse, sin comerlo ni beberlo, en un asunto muy peligroso.
Buscando programas de juegos en otras computadoras a través de un ingenioso método usando la línea telefónica, se mete en el sistema de la W.O.P.R., una supercomputadora de fines militares y estratégicos ubicada en el complejo del NORAD, donde el ambiente está bastante caldeado ya que al parecer hay tensiones entre las bases americanas y las soviéticas. David recibe curiosamente del W.O.P.R. una lista de juegos, y de entre todos escoge uno llamado "guerra nuclear mundial", y empieza el juego: el chico se pone en el bando de los soviéticos y la computadora en el de los americanos; parece divertido hasta que el personal del NORAD interpreta lo que ve en las pantallas como algo real, no como un juego. ¿Sabrá David que está a punto de empezar una 3.ª Guerra Mundial? Habrá que ver quien gana la partida...

"Juegos de Guerra" quedará como uno de los mejores ejemplos del cine para adolescentes de los '80 (aunque el mensaje que esconde es muy serio), el tipo de película que forzosamente habría de atraer a las salas a un público compuesto por un enorme porcentaje de jóvenes, los más proclives a identificarse con un modelo de héroe en el que se reconocían, sobre todo en sus aspiraciones más inmediatas, que pasaban por enfrentarse al aburrido mundo diseñado por los adultos, en este caso la industria de armamento al servicio de los intereses nacionales en un momento en que no se sabía muy bien si la Guerra Fría estaba a punto de caducar por agotamiento o de estallar definitivamente.
Este proyecto les surgiría a finales de los '70 a los guionistas Walter Parkes y Lawrence Lasker, aunque la idea de meter de por medio la cultura de los ordenadores y la informática (en alza a principios de los '80) fue cosa de Peter Schwartz, uno de los fundadores de la G.B.N.. Finalmente, y tras aunar información de distintos lugares e individuos, en la historia se combinarían temas como la guerra, los videojuegos, las estrategias y la seguridad militar, un cúmulo bastante original si lo tenemos en cuenta, la verdad.

Martin Brest, futuro director de "Superdetective en Hollywood", no comprendió el enfoque humorístico que pretendían los productores, y su versión de la película empezaba a adquirir un tono mucho más serio y oscuro, con lo que sería reemplazado al poco tiempo por John Badham, quien tenía un concepto mucho más claro del entretenimiento, pues estaba bastante familiarizado con el tema. En las manos del director, el suspense y la intriga del film están servidos en base a la diversión, pues rápidamente se diluye la tensión generada durante el primer cuarto de hora por el miedo que provocan las reacciones de los militares norteamericanos ante una posible amenaza de guerra mundial.
Es decir, sabemos que vamos a ser espectadores de una peli para adolescentes, y hasta se nos presentan algunos de los clichés más sonados, sin embargo, aunque el entretenimiento predomine de principio a fin, no hay que olvidarse de los significados y dobles lecturas que uno puede sacar de la película: la determinación que poseen esos militares para empezar o no una guerra sólo por el simple hecho de creer que tienen un motivo para hacerlo, la capacidad de destrucción de un país, la vulnerabilidad de los sistemas defensivos de éste ante un posible ataque.

Pero en el tema que más se centra el film es en la obsesión que aún mantenía en EE.UU. con la Guerra Fría, obsesión de la que el guión hace una irreverente crítica dejando al descubierto un sentimiento de preocupación que, desde luego, invita a reflexionar sobre ello; si no son lecturas suficientes conviene fijarse en el mensaje final que emite la computadora ("el único movimiento para ganar es no jugar"). Verdades como puños, ya que nadie, y es bien sabido, gana realmente en una guerra.
Un joven Matthew Broderick en el papel de inteligente héroe de la película (y es que el tío deja a la altura del betún al mismísimo MacGyver) resulta tremendamente carismático, la verdad; por desgracia no se puede decir lo mismo de su compañera Ally Sheedy, quien volvería a colaborar con Badham en "Cortocircuito". John Wood, Dabney Coleman y James Tolkan están muy correctos...y atentos, porque al principio veremos brevemente a un jovencísimo Michael Madsen, futuro "sr. Rubio" de "Reservoir Dogs".

Finalmente, "Juegos de Guerra" queda en una broma inocente, un juego a dos bandas interferido por esos adultos en principio opuestos a los adolescentes y más tarde fascinados por la habilidad y el sentido común de éstos.
Con todo, la película, cuya recaudación superó en seis veces su presupuesto, sigue siendo no sólo una de las mejores obras de John Badham, sino uno de los puntos de referencia del cine de su época y un recuerdo dorado en las taquillas de medio mundo.
Chris Jiménez
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