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Voto de Chris Jiménez:
4
6,2
51.421
Thriller. Acción. Ciencia ficción. Drama
El agente Doug Carlin (Denzel Washington) descubre que la explosión de una bomba en un Ferry de Nueva Orleáns es obra de un terrorista. Por su perspicacia para analizar y distinguir rápidamente lo relevante de lo secundario en el escenario del crimen, Carlin es integrado en un misterioso equipo de investigación que utiliza una sofisticada máquina que permite hacer algo extraordinario... (FILMAFFINITY)
25 de abril de 2019
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cuántas veces nos hemos planteado regresar a ese momento concreto de ese lugar y tiempo concretos y trastocar las leyes del destino con la intención de cambiar algo antes de que suceda?
Sin embargo, "lo que está hecho no se puede cambiar [...], es físicamente imposible. [...] Ya ha pasado, y no va a dejar de pasar, nunca dejará de pasar".
Así lo debieron ver los guionistas Terry Rossio y Bill Marsilii cuando se pusieron a trabajar en el argumento de "Déjà-vu" allá por comienzos del nuevo siglo. Tras quedar suspendido durante algún tiempo, el guión fue finalizado en 2.004, terminando por caer en manos del productor Jerry Bruckheimer, quien se lo ofreció a Denzel Washington y Tony Scott como un posible proyecto para volver a trabajar juntos (en lo que sería su tercera colaboración). Pero en todo esto hay que destacar el nulo deseo del director por embarcarse en un film de ciencia-ficción; fue la insistencia de Washington lo que le convenció para volver, aunque con una condición: traer a su propio equipo y reescribir la historia.
De este modo, y para desgracia de Rossio y Marsilii, "Déjà-vu" se convertiría en la crónica de una muerte anunciada desde el mismo comienzo (seguro que también quisieron ir atrás en el tiempo para evitar que Bruckheimer se hiciera con el guión...). Scott nos mete de cabeza en la historia a partir de la explosión de un ferry lleno de pasajeros, marineros navales en su mayoría; seguiremos entonces al sagaz Doug Carlin en la investigación del atentado, que ha conmocionado a New Orleans, así como en la caza del terrorista culpable. Con su talento innato para filmar acción a un ritmo endiablado y desenvolverse en la intriga, el director elabora un simple pero efectivo "thriller" post-11-S.
En él se nos presentarán, de manera disimulada, las muchas trampas y pistas que poco después cambiarán el sentido de la trama además de a Claire, personaje clave de la misma; pasada la primera media hora todo pega un radical giro hacia la ciencia-ficción en la más pura tradición "Matrix" al presentarse lo que parece ser un modelo de realidad virtual para investigar los hechos previos al atentado. Pero el pastel se descubre muy pronto, desvelándonos que se trata de un proyecto científico secreto diseñado para "observar" a tiempo real el presente de los sucesos pasados, con los que se puede interaccionar a través de la pantalla (¿?).
Es decir, una ventana abierta en el espacio-tiempo por la que poder asomarse; esto desembocará en un tremendo error argumental por el modo en que Scott decide enfocarlo. Desde el momento en que Doug observa la pantalla y ve a Claire, aún respirando, se pueden averiguar sus intenciones (no es que sea muy difícil) 50 minutos antes de que las ponga en práctica: ir a salvar a la chica de la que se ha enamorado (...y de paso evitar el atentado). ¿Dónde si no en Hollywood propondrían una cosa así?
Pero antes de que este ataque contra la ciencia se lleve a cabo, los ilustres cerebros de la central exponen los pros y contras que entraña tan noble pero descabellada peripecia; el título del film es realmente acertado para estos momentos de incertidumbre pues remite, adrede, a la misma situación planteada diecisiete años antes en la segunda parte de "Regreso al Futuro" (ojo a la explicación de la doctora sobre crear una línea alternativa temporal una vez se viaja al pasado, que de algo os sonará). De hecho, la idea será idéntica a la del film de Zemeckis, solo que usando aparatos modernos y ordenadores en lugar de un DeLorean.
El viaje se realiza sin muchas consecuencias para Doug, pues debe estar a punto para salvar a Claire y detener a Oerstadt (nunca veremos a un policía involucrarse tanto en la escena del crimen) mientras que se van atando los cabos de la trama con bastante facilidad gracias a una técnica básica: la repetición de elementos (la toalla ensangrentada, el mensaje en el contestador, la ambulancia calcinada...). Mis expectativas de encontrar algo mínimamente decente se derrumban con el increíble "happy end" que nos pretende vender el film (del que reflexionaré en la Zona Spoiler). Yo por mi parte he aprendido una sagrada lección: no confiar en un producto hollywoodiense aunque su planteamiento inicial parezca inteligente.
Scott me decepciona. Esperaba un "thriller" psicológico en la línea de "Memento" y "Donnie Darko" y he acabado por ver un "blockbuster" que junta a ritmo de "Speed" las ideas y argumentos de "12 Monos", "Timecop", "El Efecto Mariposa", "El Sonido del Trueno" y "Timeline" (algunos buenos ejemplos de qué pasa con un buen guión si es manejado por Hollywood). Correctos Paula Patton, Jim Caviezel en una versión apenas maquillada del terrorista Timothy McVeigh, un irreconocible Val Kilmer en muy baja forma física y un carismático Washington encarnando por enésima vez el mismo papel.
Su personaje, con el que es fácil empatizar, además del ritmo frenético por el cual apuesta Scott y la espectacular cacería por la autopista, donde Doug persigue a toda pastilla a un fantasma en fuga desde otro plano de realidad (¿persecución metafísica?), son los mejores ingredientes de este tramposo y sencillamente entretenido "thriller" de acción con aspiraciones de grandilocuente rompecabezas místico.
Sin embargo, "lo que está hecho no se puede cambiar [...], es físicamente imposible. [...] Ya ha pasado, y no va a dejar de pasar, nunca dejará de pasar".
Así lo debieron ver los guionistas Terry Rossio y Bill Marsilii cuando se pusieron a trabajar en el argumento de "Déjà-vu" allá por comienzos del nuevo siglo. Tras quedar suspendido durante algún tiempo, el guión fue finalizado en 2.004, terminando por caer en manos del productor Jerry Bruckheimer, quien se lo ofreció a Denzel Washington y Tony Scott como un posible proyecto para volver a trabajar juntos (en lo que sería su tercera colaboración). Pero en todo esto hay que destacar el nulo deseo del director por embarcarse en un film de ciencia-ficción; fue la insistencia de Washington lo que le convenció para volver, aunque con una condición: traer a su propio equipo y reescribir la historia.
De este modo, y para desgracia de Rossio y Marsilii, "Déjà-vu" se convertiría en la crónica de una muerte anunciada desde el mismo comienzo (seguro que también quisieron ir atrás en el tiempo para evitar que Bruckheimer se hiciera con el guión...). Scott nos mete de cabeza en la historia a partir de la explosión de un ferry lleno de pasajeros, marineros navales en su mayoría; seguiremos entonces al sagaz Doug Carlin en la investigación del atentado, que ha conmocionado a New Orleans, así como en la caza del terrorista culpable. Con su talento innato para filmar acción a un ritmo endiablado y desenvolverse en la intriga, el director elabora un simple pero efectivo "thriller" post-11-S.
En él se nos presentarán, de manera disimulada, las muchas trampas y pistas que poco después cambiarán el sentido de la trama además de a Claire, personaje clave de la misma; pasada la primera media hora todo pega un radical giro hacia la ciencia-ficción en la más pura tradición "Matrix" al presentarse lo que parece ser un modelo de realidad virtual para investigar los hechos previos al atentado. Pero el pastel se descubre muy pronto, desvelándonos que se trata de un proyecto científico secreto diseñado para "observar" a tiempo real el presente de los sucesos pasados, con los que se puede interaccionar a través de la pantalla (¿?).
Es decir, una ventana abierta en el espacio-tiempo por la que poder asomarse; esto desembocará en un tremendo error argumental por el modo en que Scott decide enfocarlo. Desde el momento en que Doug observa la pantalla y ve a Claire, aún respirando, se pueden averiguar sus intenciones (no es que sea muy difícil) 50 minutos antes de que las ponga en práctica: ir a salvar a la chica de la que se ha enamorado (...y de paso evitar el atentado). ¿Dónde si no en Hollywood propondrían una cosa así?
Pero antes de que este ataque contra la ciencia se lleve a cabo, los ilustres cerebros de la central exponen los pros y contras que entraña tan noble pero descabellada peripecia; el título del film es realmente acertado para estos momentos de incertidumbre pues remite, adrede, a la misma situación planteada diecisiete años antes en la segunda parte de "Regreso al Futuro" (ojo a la explicación de la doctora sobre crear una línea alternativa temporal una vez se viaja al pasado, que de algo os sonará). De hecho, la idea será idéntica a la del film de Zemeckis, solo que usando aparatos modernos y ordenadores en lugar de un DeLorean.
El viaje se realiza sin muchas consecuencias para Doug, pues debe estar a punto para salvar a Claire y detener a Oerstadt (nunca veremos a un policía involucrarse tanto en la escena del crimen) mientras que se van atando los cabos de la trama con bastante facilidad gracias a una técnica básica: la repetición de elementos (la toalla ensangrentada, el mensaje en el contestador, la ambulancia calcinada...). Mis expectativas de encontrar algo mínimamente decente se derrumban con el increíble "happy end" que nos pretende vender el film (del que reflexionaré en la Zona Spoiler). Yo por mi parte he aprendido una sagrada lección: no confiar en un producto hollywoodiense aunque su planteamiento inicial parezca inteligente.
Scott me decepciona. Esperaba un "thriller" psicológico en la línea de "Memento" y "Donnie Darko" y he acabado por ver un "blockbuster" que junta a ritmo de "Speed" las ideas y argumentos de "12 Monos", "Timecop", "El Efecto Mariposa", "El Sonido del Trueno" y "Timeline" (algunos buenos ejemplos de qué pasa con un buen guión si es manejado por Hollywood). Correctos Paula Patton, Jim Caviezel en una versión apenas maquillada del terrorista Timothy McVeigh, un irreconocible Val Kilmer en muy baja forma física y un carismático Washington encarnando por enésima vez el mismo papel.
Su personaje, con el que es fácil empatizar, además del ritmo frenético por el cual apuesta Scott y la espectacular cacería por la autopista, donde Doug persigue a toda pastilla a un fantasma en fuga desde otro plano de realidad (¿persecución metafísica?), son los mejores ingredientes de este tramposo y sencillamente entretenido "thriller" de acción con aspiraciones de grandilocuente rompecabezas místico.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Existen muchas historias que aun manteniendo un planteamiento y nudo cuando menos decentes se han desinflado por completo en su conclusión final arrastrando el argumento hacia una marcada mediocridad de la que es imposible deshacerse.
Ahora le ofrezco a usted la posibilidad de contemplar un camino distinto del ofrecido por Scott en "Déjà-vu", pues, como tantos otros, es uno de esos films que posee diversos finales alternativos (al igual que "El Efecto Mariposa") sin duda mejores que el original propuesto.
Hemos llegado al clímax de la historia. Doug ha hecho lo que pensábamos: ir atrás en el tiempo para salvar a la chica de la que se ha ido enamorando a raíz de su encuentro en el depósito de cadáveres (un amor a primera vista iniciado de una forma bastante peculiar...). Poco después, el caballero y su dama se hallan en el ferry dispuestos a enfrentarse a Oerstadt y salvar a toda la gente; bueno, ya no puede haber más sorpresas...¿o quizás sí?
El terrorista consigue pillar a Claire y meterla en el coche con las bombas, atándole las manos al volante, pero ésta arranca y le aplasta antes de que dispare a Doug, que le remata. Los protagonistas, viéndose acorralados por los soldados del ferry que les apuntan sin tener ni idea de quienes son, deciden que la única salida es hundir el coche con ellos y los explosivos dentro, así evitarán el desastre. Ahora pensemos. A partir de aquí puede ocurrir de todo, lo que haga de esta película algo decente o lo que la termine de destruir, por lo que yo imagino hasta cinco posibles finales:
A): Doug y Claire mueren dentro del coche pero salvan a toda la gente del ferry; los dos se han sacrificado y su muerte es algo que estaba escrito, pues ni uno ni otro debería estar vivo en esa línea de tiempo alternativa. Un final correcto: convertidos en héroes, por fin pueden estar juntos para siempre (en el Cielo, claro).
B): Doug se salva pero Claire muere. Como antes, el que ella muera es algo inevitable, pero al menos ha sido salvado el ferry de la catástrofe; un final triste, muy lógico pero acertado.
C): Es Claire la que consigue salvarse, algo como un "happy end" a medias. Doug se convertiría en el héroe de la película, como tantas otras veces hemos visto en el cine de acción; ha salvado a la chica y a las personas. Ahora será Claire la que vaya a visitar su tumba.
D): Ni Claire ni Doug se salvan ni tampoco la gente del barco. El final más recomendable si se quiere hacer una obra seria a la altura de lo que me plantea la idea original; es inevitable, no se puede cambiar el pasado, pues ya ha sucedido. Doug y Claire deben desaparecer de ese tiempo alternativo y el barco, siguiendo la norma prefijada, debe estallar como al principio. Un final melancólico, trágico, un broche de oro que elevaría la nota de la película...el final que nadie querría ver en un producto comercial.
Y E): Lo que muchos saben que va a pasar desde que vemos al agente ir atrás para salvar a su amada: que los dos estarán juntos al final, felices a pesar de que el Doug original se ha sacrificado por todos, incluso por sí mismo. El final hollywoodiense y romántico por excelencia, con el que sin duda el público femenino estará encantado: todo el mundo vive y los protagonistas terminan juntos.
¿Cuál de estas conclusiones elige Scott? Efectivamente la última, la más adecuada para acabar con un film comercial, la peor para una historia como ésta, que a gritos reclama un final serio, fatalista y lógico, todo lo que nunca será un producto salido de las entrañas de Hollywood.
Cuan es mi sorpresa viendo a la pareja marchar hacia un halagüeño destino que nada me sorprende con una música entrañable sonando de fondo. Pero todo esto me lleva a reflexionar: ahora es Doug el que verá su cadáver en el depósito; desde luego podrían haber mantenido ese detalle, por lo menos tras los créditos finales, para acabar la historia de forma inesperada e interesante.
Ahora le ofrezco a usted la posibilidad de contemplar un camino distinto del ofrecido por Scott en "Déjà-vu", pues, como tantos otros, es uno de esos films que posee diversos finales alternativos (al igual que "El Efecto Mariposa") sin duda mejores que el original propuesto.
Hemos llegado al clímax de la historia. Doug ha hecho lo que pensábamos: ir atrás en el tiempo para salvar a la chica de la que se ha ido enamorando a raíz de su encuentro en el depósito de cadáveres (un amor a primera vista iniciado de una forma bastante peculiar...). Poco después, el caballero y su dama se hallan en el ferry dispuestos a enfrentarse a Oerstadt y salvar a toda la gente; bueno, ya no puede haber más sorpresas...¿o quizás sí?
El terrorista consigue pillar a Claire y meterla en el coche con las bombas, atándole las manos al volante, pero ésta arranca y le aplasta antes de que dispare a Doug, que le remata. Los protagonistas, viéndose acorralados por los soldados del ferry que les apuntan sin tener ni idea de quienes son, deciden que la única salida es hundir el coche con ellos y los explosivos dentro, así evitarán el desastre. Ahora pensemos. A partir de aquí puede ocurrir de todo, lo que haga de esta película algo decente o lo que la termine de destruir, por lo que yo imagino hasta cinco posibles finales:
A): Doug y Claire mueren dentro del coche pero salvan a toda la gente del ferry; los dos se han sacrificado y su muerte es algo que estaba escrito, pues ni uno ni otro debería estar vivo en esa línea de tiempo alternativa. Un final correcto: convertidos en héroes, por fin pueden estar juntos para siempre (en el Cielo, claro).
B): Doug se salva pero Claire muere. Como antes, el que ella muera es algo inevitable, pero al menos ha sido salvado el ferry de la catástrofe; un final triste, muy lógico pero acertado.
C): Es Claire la que consigue salvarse, algo como un "happy end" a medias. Doug se convertiría en el héroe de la película, como tantas otras veces hemos visto en el cine de acción; ha salvado a la chica y a las personas. Ahora será Claire la que vaya a visitar su tumba.
D): Ni Claire ni Doug se salvan ni tampoco la gente del barco. El final más recomendable si se quiere hacer una obra seria a la altura de lo que me plantea la idea original; es inevitable, no se puede cambiar el pasado, pues ya ha sucedido. Doug y Claire deben desaparecer de ese tiempo alternativo y el barco, siguiendo la norma prefijada, debe estallar como al principio. Un final melancólico, trágico, un broche de oro que elevaría la nota de la película...el final que nadie querría ver en un producto comercial.
Y E): Lo que muchos saben que va a pasar desde que vemos al agente ir atrás para salvar a su amada: que los dos estarán juntos al final, felices a pesar de que el Doug original se ha sacrificado por todos, incluso por sí mismo. El final hollywoodiense y romántico por excelencia, con el que sin duda el público femenino estará encantado: todo el mundo vive y los protagonistas terminan juntos.
¿Cuál de estas conclusiones elige Scott? Efectivamente la última, la más adecuada para acabar con un film comercial, la peor para una historia como ésta, que a gritos reclama un final serio, fatalista y lógico, todo lo que nunca será un producto salido de las entrañas de Hollywood.
Cuan es mi sorpresa viendo a la pareja marchar hacia un halagüeño destino que nada me sorprende con una música entrañable sonando de fondo. Pero todo esto me lleva a reflexionar: ahora es Doug el que verá su cadáver en el depósito; desde luego podrían haber mantenido ese detalle, por lo menos tras los créditos finales, para acabar la historia de forma inesperada e interesante.