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Voto de Chris Jiménez:
10
Western Un grupo de veteranos atracadores de bancos que viven al margen de la ley y que actúan en la frontera entre los Estados Unidos y México, se ven acorralados a la vez por unos cazadores de recompensas y por el ejército mexicano. (FILMAFFINITY)
6 de octubre de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuatro hombres despiertan en un campamento mejicano tras una noche de juerga. Tras vestirse, uno de ellos le dice a otro "Vámonos", y éste le responde sin vacilar "¿Por qué no?".
Y allá van los cuatro, con paso firme y sin que un solo dedo les tiemble, seguros de saber a qué se van a enfrentar. Así se prepara uno de los finales más espectaculares y memorables de la Historia del "western".

Corría el final de la década de los '60 y el "western" de raíces americanas, destronado por el que se fabricaban los espagueti en tierras almerienses al otro lado del charco, no vivía precisamente su mejor época; hacía tiempo que nombres como Henry Hathaway, John Sturges o John Wayne no relucían como era debido. Para algunos fue el momento de volver a darle un empujón al género estadounidense por excelencia, y ahí estuvieron, por ejemplo, Clint Eastwood y Don Siegel, dispuestos a hacerlo con obras como "Cometieron dos Errores" o "Dos Mulas y una Mujer".
Para entonces, los ejecutivos de la Warner instaron a un cada vez más popular Sam Peckinpah a dirigir una película de aventuras, pero al final lo que le llegó fue el guión de una del Oeste, y curiosamente la oferta de la Warner salió con el propósito de desbancar en taquilla a una producción que preparaba la 20th Century Fox llamada "Dos Hombres y un Destino". Peckinpah se vio entusiasmado con esto, ya que veía cómo el "western" americano perdía credibilidad y no estaba bien representado en el cine.

Por suerte Peckinpah era un experimentado en el género (empezó su carrera a través de él) y se hizo cargo del guión junto a su creador Walon Green, añadiéndole la cruda violencia que tenían las películas de forajidos de la época y dando a la historia un toque cínico y amoral de actualidad, influenciado esto por la situación social que vivía el país en aquel tiempo, derivada de la guerra de Vietnam. Así nos mete de cabeza en las andanzas de una banda de malhechores fuera de la ley dedicados a ganar dinero como mejor pueden, situando la acción en un 1.913 donde el país está viviendo una ola de cambios.
Una banda de siete hombres sin dios, patria ni ética, comandados por el imbatible Pike Bishop y temidos por todo el territorio, quienes pretenden retirarse tras dar su último golpe en las lucrativas oficinas del ferrocarril tejano...pero en vez de un atraco normal se forma una masacre de mil demonios en el pueblo y el grupo no tiene más remedio que huir hacia un Mexico donde las fuerzas de Pancho Villa se matan contra las del general Mapache. Los hombres se dispondrán a hacer un trato con este último: asaltar el tren del ejército norteamericano y robar sus armas a cambio de oro, mientras que los cazarrecompensas del ferrocarril y el mismo ejército les van pisando los talones a través de un Oeste envilecido donde el hombre no se rige por normas de ningún tipo.

Con pulso y nervio Sam Peckinpah desvirtúa una vez más el sacrosante "western" patrio con una de las obras más fascinantes del género, dotándola de una violencia realista y estilizada, como nunca antes se había hecho, aproximándose más a los "spaghetti westerns" del momento que a los grandilocuentes clásicos de Ford o Hawks. El director, con su habitual estilo, no se anda con tonterías: "Grupo Salvaje" es un trato amargo, feroz y descarnado, a la vez que poético, del ser humano, preocupado únicamente de su pellejo y su propia supervivencia, por encima de insignificantes códigos morales y leyes propuestas por un gobierno tan corrupto como hipócrita.
De hecho, al comienzo del film, Peckinpah nos honra con una sobrecogedora escena donde unos niños aparecen riéndose como condenados mientras torturan a unos escorpiones, los cuales son engullidos por hormigas rojas...más claro que el agua. Una vez más, el realizador establece semejanzas entre el hombre y el animal, ideal del que somos testigos a lo largo de todo el film; asimismo, nos honra con un espectáculo épico sin igual, repleto de acción, violencia, incisivo humor negro y haciendo uso de un gran despliegue de medios y de una de sus recurrentes técnicas de grabación, el "slow motion", en unas secuencias magistralmente filmadas, destacando el asalto al tren, la sangrienta batalla inicial en el pueblo o la escalofriante escena final donde los cuatro compañeros se preparan para afrontar su destino, la cual da pie a uno de los tiroteos mejor rodados de la Historia del cine.

Ante las cámaras nos podemos deleitar con la estimulante banda sonora de Jerry Fielding, la fotografía de Lucien Ballard, los logrados efectos especiales y sobre todo las soberbias actuaciones de esas leyendas que son William Holden, Ernest Borgnine, Edmond O'Brien, Warren Oates y Ben Johnson como los hombres de Pike, acompañados por unos también sobresalientes Robert Ryan, Jaime Sánchez y Emilio Fernández.
Como un cruce de "Los Siete Samuráis" y "Doce del Patíbulo" ubicado en el Oeste, siendo influencia seminal para muchos futuros cineastas (Tarantino daría cuenta de ello), "Grupo Salvaje" permanece en el tiempo como lo que es: uno de los más grandes "westerns" jamás realizados.
Chris Jiménez
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