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Voto de Luis Guillermo Cardona:
6
Western. Comedia Bottleneck es la típica ciudad del “Oeste” corrompida y dominada por un cacique, Kent (Brian Donlevy), un individuo sin escrúpulos que controla todos los negocios, acapara las tierras de los alrededores e incluso quita y pone sheriffs a su antojo. De ese modo, y creyendo que será una marioneta en sus manos, le entrega la estrella al borracho del pueblo, Washington Dimsdale (Charles Winninger), pero este va a sorprender a todo el mundo ... [+]
28 de julio de 2009
13 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
No ha sido fácil, para el pueblo estadounidense, zafarse del enraizado paradigma legado por aquel salvaje, salvaje oeste, que tantas infamias y tantos muertos dejó para la triste historia de la especie humana. Son todavía muchos los americanos (del norte, centro y sur) que llevan en la sangre el sentimiento de que, “si no se tiene un arma, uno no está seguro”, y duermen con un revólver o una pistola bajo la almohada o en la mesita de noche, cargada y preparada para usarla en cualquier momento.

Es un temor y un pesado rasgo de inseguridad que se ha transmitido generación a generación, y que parece cargar con las culpas que nunca sanaron sus antepasados. Por ésto, el cine Western es tan representativo para los Estados Unidos de Norteamérica. Simboliza sus luchas, exalta su particular heroísmo y sobre todo… les hace sentir que, es en serio, que portar un arma tiene sentido.

Algunos escritores “progresistas”, han querido contar historias western donde no sean las armas el único poder para ejercer la justicia, y así han surgido personajes como, Tom Destry, Johnny Guitar o Jim Killian (un pacifista, un guitarrista y un sacerdote), que llegan a pueblos mancillados por el despotismo de un gamonal (o una gamonala), quien abusa y maltrata sin que nadie se les interponga a él y a sus secuaces. Aquellos héroes sin armas, se convierten, entonces, en una nueva esperanza, pero sus métodos son tan poco ortodoxos que, nadie cree que, de tales maneras, pueda llegar el anhelado cambio.

Acostumbrados a la rudeza y a sacar el revólver ante el primer gesto amenazante, los malotes se ríen y se burlan de las delicadas maneras de éstos bien pensantes... y todo sigue su rumbo hasta que, el bueno del sheriff –quien ya ha dado prueba de su óptima puntería–, siente que la maldad ha llegado al límite, y entonces, se lleva el revólver al cinto y se enfrenta, “como se debe”, con el malvado de turno. Así se cumple con el mandato social, mientras el héroe pisotea sus civilizados y progresistas principios.

En el caso de, <<ARIZONA>>, podría evidenciarse una alegoría revolucionaria, cuando la gente del común, hombres y mujeres, asumen la recuperación de sus derechos. Pero, el protagonista, deja también muy en claro que, sólo con una bala en el pecho puede acabarse con los malvados. El uso de las armas queda así justificado.

El guion -escrito por Felix Jackson, Henry Myers y Gertrude Purcell, basados en la novela de 1930, “Destry Rides Again” que, Frederick Schiller Faust, firmara como Max Brand-, resulta divertido ya que contiene simpáticos toques de drama y de comedia; cuenta también con la imponente dama redimida y acciones bien plantadas... pero, al final, se queda en las buenas intenciones, dejando en la conciencia de los sugestionables espectadores que, lo único que impera e imperará en este mundo, es la ley del bárbaro revólver... ¡y así no debe ser!

Título para Latinoamérica: MUJER O DEMONIO
Luis Guillermo Cardona
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